La Isla Blanca es parte de la bahía El Ferrol. Se trata de un enclave natural privilegiado para la vida de aves guaneras como el pelícano, guanay y otros.
Conocida por los más antiguos “chimboteros” como la Novia Durmiente; luce imponente, radiante e imperturbable, arrullada por el vaivén de las olas, la Isla Blanca, orgullo de propios y extraños que visitan Chimbote (Áncash) y ven cuán sabía es la naturaleza, que bendijo este puerto pesquero, con la más bella vista al mar.
En ella, el azul de sus aguas contrastado con la pureza del blanco hacen de esta isla un deleite para el ojo humano, es así como lo cuentan los más viejos pescadores acostumbrados a sentarse en el ocaso a orillas del mar y observarla. "Es una terapia recetada por el tiempo para no olvidar los años de juventud".
La Isla Blanca es parte de la bahía El Ferrol. Se trata de un enclave natural privilegiado para la vida de aves guaneras como el pelícano, guanay, zarcillos, albatros de patas azules y otras especies, que junto al mar son los escultores de este fascinante islote y su peculiar superficie que mide 3 mil 200 metros de largo por 920 de ancho.
Y aunque esta especie de “nevado en medio del mar” carezca de vegetación, hoy es el refugio preferido de aves y especies marinas que enriquecen sus playas, convirtiéndolas en un ideal destino turístico, ubicada a solo 40 minutos en bote de Chimbote.
Ideal para aquellas personas que buscan alejarse del ruido y bullicio de la ciudad, e iniciar una aventura llena de misterio y aventura, donde la naturaleza ofrece al hombre toda su magia y encanto.
Paradisíaco lugar que es parte de un islote de la extensa bahía El Ferrol, donde otro de los lugares mágicos que un turista o “chimbotero” no puede dejar de visitar son las loberas ubicadas a 45 minutos en bote de la playa El Dorado en el distrito de Nuevo Chimbote, provincia del Santa.
Aquí se puede observar a una comunidad entera de lobos marinos, pertenecientes a la raza Otárido o “lobo chusco”, que son los más grandes de las costas peruanas, junto a otro miembro de la familia: el lobo de mar, de dos pelos o “fino”.
Es así que tras surfear la corriente y pequeños islotes, encallados entre las rocas o al borde de un desfiladero, se puede observar al lobo macho que pesa 400 kilos. Tamaño que duplica a una hembra que se diferencia por una capa de pelo castaño rojizo que forma una melena sobre el cuello.
Enormes mamíferos que según los estudiosos científicos son polígonos y pueden tener de 20 a 25 hembras, los mismos que viven entre 15 y 20 años.
Años que son usados para perdurar en el tiempo, así como lo hace la Novia Durmiente quien hasta hoy espera imperturbable a su amado bajo la atenta mirada del pescador, quien con el sol en su rostro espera que este nuevo día no se acabe.
Por: Manuel Sarango
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