Podemos distraernos discutiendo sobre varios temas coyunturales, pero es mucho más necesario diagnosticar con lucidez el estado de nuestra economía y hacer frente a sus consecuencias más graves: el aumento de la pobreza y su cruel expresión en la inseguridad alimentaria.
Podemos distraernos discutiendo sobre el viaje de la presidenta Boluarte, los gastos de la fiscal de la Nación y los malos resultados de la selección de fútbol. También podemos angustiarnos por el auge del odio y la intolerancia que explican las guerras y el clima de inseguridad que se ha generado en las ciudades de los países desarrollados. Y podemos enceguecernos creyendo que los estados de emergencia aportarán en sí mismos una solución al aumento de la delincuencia.
Pero es mucho más necesario diagnosticar con lucidez el estado de nuestra economía y hacer frente a sus consecuencias más graves: el aumento de la pobreza y su cruel expresión en la inseguridad alimentaria. ¿Qué nos está pasando, al Estado y a la sociedad, para que no seamos capaces de aprovechar los recursos naturales, la laboriosidad de la población, el entusiasmo de la mayoría de los empresarios y la solidez de nuestros fundamentos macroeconómicos? Cada mes retroceden los índices de crecimiento y se reducen las perspectivas de inversión.
Durante los últimos años hemos tenido una multitud de planes: de inversión en la infraestructura, de competitividad, de productividad, de apoyo a las micro y pequeñas empresas, de diversificación productiva. En el plano político, las encuestas muestran de manera constante que el gobierno no lidera y que los partidos políticos difícilmente representan a los ciudadanos. Varias de las bancadas se limitan a defender intereses particulares y la sobrevivencia judicial de sus dirigentes.
¿Qué podemos hacer para marcar la entrada a una nueva etapa, de reactivación económica y eficiencia de las instituciones? En su momento se nos prometió el adelanto de elecciones generales. El desaparecido Hernando Guerra García propuso el año 2024 y después incluso finales del 2023. Acabamos de ver en Ecuador lo que hizo el presidente Guillermo Lasso. El futuro es por definición incierto, lo que es seguro es que la inercia conduce siempre a más pobreza y más decepción.
Las cosas como son
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