Tras estudios, Elva Torres del gabinete de Antropología Física de la Dirección Regional de Cultura, precisa que cráneos presentan deformaciones.
La Dirección Regional de Cultura Cusco estableció que los restos óseos expuestos en un museo particular de Andahuaylillas corresponden a dos infantes de la época prehispánica que fueron sometidos a procesos de deformación craneana.
Sobre el particular, el antropólogo Renato Dávila, director del Museo Ritos Andinos de Andahuaylillas, señaló la anterior semana que estos restos óseos, según sus investigaciones, no pertenecían a humanos.
La antropóloga Elva Torres, responsable del gabinete de Antropología Física de la Dirección Regional de Cultura del Cusco, explicó a través de una nota de prensa que el primer individuo en estudio corresponde a un infante que presenta pérdida de los miembros inferiores post mortem.
Además, mantiene tejidos blandos como la piel en el cuello y tórax cubriendo la columna vertebral, costillas y parte del brazo derecho. El cráneo presenta deformación de tipo anular y se puede apreciar las huellas de las almohadillas deformadoras en el frontal y occipital y huellas de bandas deformadoras en los parietales.
Asimismo, la especialista explica que a consecuencia de la deformación craneana, las cavidades orbitales se agrandaron y aún se aprecia parte del globo ocular en la órbita derecha.
En cuanto a las suturas craneales, la especialista manifiesta, que están en proceso de cerrarse incluyendo la fontanela. "Este proceso ocurre durante la infancia aunque puede durar más tiempo dependiendo de muchos factores", refirió.
La dentadura presenta datos específicos respecto a la edad del infante, ya que muestra dientes primarios tanto en los maxilares como en la mandíbula. Los segundos molares se encuentran en proceso de erupción, lo que, según la cronología de Schour y Master, indica que el individuo tenía una edad de 3 a 4 años. De igual modo, la mandíbula muestra una eminencia normal que estaba en proceso de crecimiento.
SEGUNDA OSAMENTA:
Respecto a la segunda osamenta que es mostrada al costado de la primera, corresponde a un infante de 0 a 1 año, con el cráneo incompleto, pues solo se encuentran los huesos parietales y occipitales articulados a la parte posterior del cráneo. También se evidencia restos de textiles en la envoltura.
Ambas osamentas han sido obtenidas mediante el huaqueo por lo que se encuentran incompletas y no están asociadas a un ajuar funerario como se estilaba en tiempos prehispánicos, indica la nota de la Dirección Regional de Cultura.
El arqueólogo Domingo Farfán, señala que las deformaciones craneanas prehispánicas se realizaban con pequeñas tablas, moldes y cintos en la cabeza de los menores de 3 años en distintos pueblos del Tahuantinsuyo como un indicador de posición social o como una marca de tipo religioso.
DATO:
Según los cronistas de la época colonial, estas prácticas fueron promovidas por el Inca Manco Capac y posteriormente por su nieto, el Inca Lloque Yupanqui.
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