Juan Almeyda, director general de donaciones, trasplantes y banco de sangre del Minsa, ofrece una visión integral sobre el panorama actual y las perspectivas futuras de la donación de órganos en el Perú.
Juan Almeyda, director general de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre del Minsa destacó que el panorama de la donación de órganos y tejidos en el Perú ha experimentado fluctuaciones significativas en los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia de COVID-19. Antes del brote, la tendencia era de crecimiento constante, con un promedio de más de 4 donantes por millón de habitantes.
Sin embargo, la llegada de la pandemia en 2020 trajo consigo una marcada disminución en los trasplantes, llevando incluso a cifras cercanas a cero en muchos países, incluido el Perú. A pesar de los desafíos, se ha observado un aumento gradual en los últimos años, con un promedio de 1.9 donantes por millón de personas en 2023, aunque aún por debajo de los niveles previos a la pandemia.
“En los últimos años si ha habido un incremento, llegamos a tener un mínimo de 0.5 donantes por millón de habitantes, prácticamente 16 donantes en todo el año. El año 2021 se incrementó a 0.7, el año 2022 ya saliendo prácticamente de la pandemia a 1.3 y el año pasado hemos llegado a 1.9 donantes de órganos y tejidos por millón de persona, ósea nuevamente están incrementándose, pero todavía a un ritmo menor de lo que era antes de la pandemia”, comentó el galeno.
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Tendencias a lo largo de los años
En cuanto a las cifras específicas, Almeyda informó que en el año 2023 se realizaron un total de 853 trasplantes en el Perú. Entre ellos, destacaron 8 trasplantes de corazón, 1 de pulmón, 33 de hígado, 123 renales, 397 de córneas y 292 de médula ósea.
Destacó que la médula ósea es el órgano más trasplantado en el país, seguido de cerca por las córneas, que constituyen un tejido vital para muchas personas.
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Estadísticas recientes y órganos más trasplantados
Juan Almeyda señala que uno de los principales obstáculos para el aumento de donantes en el Perú sigue siendo la negativa de las familias a autorizar la donación de órganos. A menudo, estas negativas están motivadas por razones religiosas, a pesar de que ninguna religión se opone explícitamente a la donación de órganos y tejidos. Otro factor que influye en esta decisión es el deseo de las familias de conservar el cuerpo completo para el entierro. Además, en el Perú, las decisiones sobre donación suelen ser tomadas en conjunto por las familias, lo que significa que la objeción de una sola persona puede llevar a que la donación sea rechazada por el grupo en su totalidad.
Para abordar esta situación, en mayo del año pasado se aprobó la Ley N.º 31756 del consentimiento presunto, que actualmente está siendo reglamentada y se espera que entre en vigencia en la primera quincena de marzo. Esta ley establece tres puntos fundamentales: primero, se considerará que todos son donantes a menos que expresen lo contrario; segundo, el Ministerio de Educación estará obligado a incluir temas sobre donación de órganos, tejidos y sangre en la educación básica y superior para promover la conciencia desde una edad temprana; y tercero, la familia no podrá oponerse a la voluntad de la persona que ha expresado su deseo de ser donante. Estas disposiciones buscan eliminar barreras y promover una cultura de donación de órganos más amplia y comprensiva en el país.
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Obstáculos y avances legislativos
En cuanto a la perspectiva sobre el impacto de la nueva ley, Juan Almeyda expresó optimismo respecto a su capacidad para generar un cambio positivo en la cultura de donación de órganos en el Perú. Sin embargo, destacó que el éxito de la ley dependerá en gran medida de otros factores clave, como la educación y la información en la comunidad. Almeyda enfatizó que una ley por sí sola no puede cambiar la mentalidad de la población, y que es crucial brindar educación y concienciación sobre la importancia de la donación de órganos desde una edad temprana.
“Va a ver un cambio para bien, para mejorar, pero poder hacer una curva constante va a tener que sumarse a otros factores sobre todo la educación y la información, ya que, si no hay educación en la comunidad, en la población, si no están informadas no vamos a poder mejorar”, finalizó el Dr. Almeyda.
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Perspectivas sobre el Impacto de la nueva ley
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