El Defensor y la Extinción de dominio [COLUMNA]

El defensor del Pueblo ha presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley de Extinción de dominio. Se trata de la figura penal que permite la incautación de bienes provenientes de actividades ilícitas, lo que en nuestro país quiere decir sobre todo el narcotráfico, la minería ilegal, la trata y la corrupción.

Según Josué Gutiérrez la ley de extinción de dominio vulnera el derecho de propiedad, el de la presunción de inocencia y la seguridad jurídica. Pero el Subsistema especializado del Poder judicial sostiene que si prospera la iniciativa del Defensor los beneficiarios serían los corruptos que registran sus riquezas bajo nombre de terceras personas. 

El Poder Judicial se inspira en las convenciones internacionales y en las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera. Los jueces especializados temen que si prosperase la iniciativa del Defensor las organizaciones criminales dispondrían de más ventajas para prolongar los procesos penales y preservar sus bienes. 

También el Ministerio de Justicia se ha pronunciado a través de un comunicado con un título contundente: “Eliminación de norma sobre Extinción de Dominio sería un retroceso en la lucha contra la criminalidad y delitos graves”. 

El ministerio precisa que la norma que se quiere declarar inconstitucional ha permitido que el Estado recupere 250 millones de soles en activos vinculados con el crimen organizado. También se ha pronunciado la Junta de Fiscales supremos quienes precisan que la extinción no es una confiscación ni expropiación, sino una restauración del orden jurídico. 

Entre los líderes políticos, Marisol Pérez Tello ha sido una de las primeras en señalar que los argumentos empleados por Josué Gutiérrez se parecen a los utilizados históricamente por defensores de proxenetas y narcotraficantes. En los próximos días sabremos sin duda  qué procesos pendientes de extinción de dominio pueden figurar entre los primeros afectados. Se dice que sería el caso de bienes del prófugo Vladimir Cerrón.  

Las cosas como son