Fenómenos naturales y prevención, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

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La súbita actividad del volcán Ubinas debe servirnos para reconocer la vulnerabilidad de todo lo que los seres humanos construimos y por eso mismo la necesidad de la prevención. El Instituto Geofísico del Perú ha registrado dos explosiones al interior del volcán durante la madrugada del martes. Ellas han causado un movimiento de fluidos y la expulsión de gases y cenizas que amenazan los distritos de Ubinas y Matalaque en Moquegua. La tarea más urgente es evacuar hacia un refugio a las familias que viven a una distancia peligrosa del volcán. Las cenizas pueden contaminar plantas y animales y en consecuencia generar problemas intestinales, pero también dificultades para respirar. Desdichadamente es más fácil predecir una explosión volcánica que un terremoto. A diferencia de la explosión de un volcán, las lluvias y los fenómenos climáticos no se concentran en un espacio reducido, sino que pueden afectar todo nuestro territorio. Y de hecho, eso es lo que nos espera en caso de se produzca un Niño severo y global. Esa es la previsión anunciada ayer por la Organización Meteorológica Internacional. Todos los esfuerzos deben dirigirse a definir los puntos críticos de las cuencas, así como las infraestructuras que puedan ser destruidas por huaycos, inundaciones y desbordes de los ríos. Los batallones de ingeniería del Ejército deben ponerse a la disposición de las autoridades regionales y el gobierno central asegurar la adquisición de la maquinaria pesada que ayude durante los próximos meses a descolmatar los cauces y reforzar las defensas ribereñas. Como frente a la amenaza del volcán, no podemos permitirnos que la división prevalezca sobre la responsabilidad común: preservar la vida humana y evitar que un fenómeno natural aumente la pobreza y su cortejo de privaciones.

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