Las zonas más afectadas han cambiado y lucen remozadas, pero en algunos lugares se conserva el recuerdo vivo de aquel día.
El 15 de agosto de 2007, el 80% de Pisco se vino abajo en tres minutos. Un terremoto de 8 grados en la escala de Richter sacudió todo y destruyó lo que tomó décadas ser levantado. Diez años después, las marcas de esa tragedia aún atraviesan la ciudad. Al costado de edificios relativamente nuevos, construidos en la última década, hay terrenos baldíos, escombros, los ecos de casas que no existen más.
La iglesia de San Clemente se vino abajo ese día y dentro de ellla murieron 100 personas. Sobre sus viejos cimientos se construyó un nuevo temblo, que es el orgullo de la ciudad. Pisco Playa es la otra cara de la moneda. Ahí aún quedan botes viejos y dañados, casa en ruinas, gente que sigue necesitando ayuda.
La fotogalería de esta nota es un testimonio de las luces y las sombras que atraviesan Pisco, una ciudad que aún se sigue reconstruyendo.
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