Illescas es un extenso valle que tiene desierto, cerros y mar. Hay especies como lagartijas, cóndor y hasta pingüinos y se ubica en la provincia piurana de Sechura.
Demás está decir que nuestro Perú posee una gran diversidad biológica. Sería redundar si preciso que las mejores playas del Perú están en el norte, en Piura sobre todo. Sin embargo, cual cajita de sorpresas, la naturaleza se deja descubrir cada vez más.
Es el caso de la zona de Illescas. Se ubica en las áridas tierras inexploradas del desierto de Sechura, en el límite entre Piura y Lambayeque. Los pobladores creen que Illescas es solo el nombre de un gran cerro al que solo se puede llegar viajando por mar, y en donde se ha descubierto que se asentaron los “Illescas” y los “Chusis”, el primer grupo humano que dio origen a los sechuranos.
Pero Illescas es mucho más. Una travesía de dos días internados en el desierto permitió descubrir que este lugar es una verdadera joya turística escondida en el norte del Perú. No en vano, cuando el entonces ministro del Ambiente Antonio Brack recorrió Illescas lo etiquetó como “El Paracas del norte”.
Se inicia la travesía
La travesía se inició en Morrope (Lambayeque), luego en la carretera Panamericana Norte un desvio lleva al extenso desierto sechurano. Dos horas después el mar, las olas y una inmensa sábana de tierra blanca da la bienvenida a la playa de arena blanca más extensa de América del Sur: Reventazón. Todo un lujo para tus ojos.
Recorrer la playa es fenomenal. En el camino, aislados grupos de “chinchorreros” miran con recelo la presencia de “turistas”. Los “chinchorreros” son pescadores chiclayanos de Santa Rosa y se les conoce así, porque pescan con una red de arrastre conocida como chinchorro.
Al finalizar la playa y estando ya en territorio sechurano, el mar te deja ver los grandes fierros retorcidos y oxidados de un buque que en antaño naufragó en este lugar. Según se cuenta, existe la creencia que el gran cerro tiene magnetismo y atrae objetos, y eso ocurrió aquella vez con el buque extranjero que pasaba por este lugar.
De la orilla del mar y se entra nuevamente al desierto. Dunas empinadas y formaciones rocosas geomórficas se hallan en el lugar. Se afirma que estos grandes cerros son más antiguos incluso que la formación de la Cordillera de los Andes. Los cerros están a 15 minutos del mar, y aquí en plena costa en el norte del Perú, habita también el cóndor. Aquella vez se dejaron ver cinco majestuosos ejemplares que vigilaban el cielo en esta parte de Sechura. Acampar en el desierto es difícil, pero siempre se encuentra un lugar ideal. Si vas al mar a golpe de las 6:00 p.m., el sol y el cielo te despiden con una mágica gama de colores que relajan tu existir.
Circuito de playas vírgenes
La aventura continua. Illescas posee todo un circuito de playas vírgenes. Punta Nunura, en donde se divisa rocas bañadas por las aguas del mar y en cuyas cúspides hay lobos marinos, pero además hay pingüinos, gaviotas y pelícanos que conviven en este lugar. En la playa Las Loberas hay miles de lobos marinos que viven plácidamente en la orilla del mar y que abandonan las aguas para formar una extensa alfombra natural con sus cuerpos tirados en el suelo. Extensas áreas de mar no exploradas continúan y el potencial turístico es incalculable.
Casi inaccesible para Sechura
Se llega a Punta Shode y tanta belleza natural aún no explotada se interrumpe. Una lujosa casa que lo tiene todo en medio del desierto, una fábrica de procesado de mariscos y a lo lejos el terminal de Petroperú y la empresa Vale, nos anuncian que se está en Bayóvar. Sin embargo, de este punto a la civilización hay que pasar extremas travesías para cruzar los cerros montañosos.
Una serpiente de caminos entrelazados que solo un guía podría ayudar a atravesar. Es como si una cadena natural de gigantes rocas tuvieran escondido a Illescas para Sechura, por ello se entiende que los habitantes de esta provincia solo hayan escuchado hablar del Illescas que tiene, pero la mayoría desconoce que es más que un cerro de donde surgió Sechura. Algunos sechuranos incluso, no creen que la fotografía del cóndor haya sido tomada en su territorio.
Zona reservada
El grupo Illescas, conformado mayoritariamente por lambayecanos y exploradores como Heinz Plenge han trabajando duro para que se preserve esta área. El Municipio Provincial de Sechura lo declaró como área protegida y luego el Ministerio del Ambiente lo declaró con R.M. Nº 251-2010-MINAM zona reservada península Illescas con una extensión de 37 mil 452,58 hectáreas. Ahora, un comité de gestión viene trabajando para cumplir el objetivo de elevarlo a Reserva Nacional Península de Illescas.
Por: Juan Nunura
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