Por muchos años, en la provincia de Concepción se realizaron las sangrientas corridas de toros que terminaban muertos en la arena durante sus festividades.
La corrida de toros, fiesta patronal y costumbrista, se ha convertido en un dilema en los pueblos del Valle del Mantaro, donde para muchos este es un distracción pero para otros es un espectáculo sangriento y lleno de dolor.
Por muchos años, en la provincia de Concepción y el distrito de Sicaya (Huancayo) fueron los organizadores de las sangrientas corridas de toros que terminaban muertos en la arena. Los espectáculos taurinos se realizaban con motivo de sus fiestas de creación política y patronal en los meses de julio y agosto, respectivamente.
Sin embargo, las tradicionales corridas, al estilo español, con una faena en tres etapas empezando con el paseíllo, la presencia de caballos y las cuadrillas con toreros, banderilleros y picadores va quedando solo en el recuerdo, debido a la falta de una escuela de toreo, la carencia de maestros y la fuerte presión de grupos defensores de animales, que han logrado erradicar la practica influyendo en las decisiones políticas de los municipios.
Tal es el caso de la provincia de Concepción, donde el alcalde Jesús Chipana, y sus regidores acordaron no organizar más dichas corridas y usar su plaza de toros, la mejor del Valle del Mantaro, en presentaciones artísticas y bailes.
Contrario a ello, lo que sí parece que continuará de manera indefinida, por su gran arraigo popular, las corridas de toro por diversión. En ellas el animal es aguijoneado con un poco de rocoto en trasero y soltado a un ruedo donde unos toreros, que más parecen bufones, divierten al público con piruetas, dejándose corretear por el animal que al final vuelve a su corral sano y salvo.
Y aunque las presentaciones pueden terminar en accidentes por alguna corneada, el público aplaude, se ríe, y goza al son de bandas y orquestas típicas.
Este tipo de corridas con palcos fabricados de madera, se realizan en los distritos de San Jerónimo de Tunan, Quilcas, Hualhuas, San pedro de Saño, San Lorenzo y otros del Valle del Mantaro. El pueblo y sus autoridades, en estos casos, no están dispuestos a abandonar esta práctica a pesar del pedido de los grupos antitaurinos.
Estas corridas populares se caracterizan por la presencia de gran cantidad de bailarines dentro del ruedo, que suele ser bastante amplio. Cuando sale el toro, las parejas y los músicos se arriman hacia los palcos, mientras que otros, envalentonados por el alcohol, se acercan temerariamente a los toros para luego retroceder corriendo y ponerse a salvo trepando a las graderías.
En estas fiestas taurinas, los toros son adornados con las ‘moñas’, que son especie de almohadas con llamativos adornos que son colocados sobre el lomo del animal. El torero consigue al aplauso del público si consigue arrancar el distintivo.
Por: Lizzet Paz
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