Luis Cárdenas, personaje de Nuestra Tierra Junín 2010, cuenta la macabra receta de los jíbaros para reducir las cabezas de sus enemigos muertos en combate.
Luis Cárdenas Raschio, personaje de Nuestra Tierra Junín 2010, tiene en su casa una colección envidiable de máscaras utilizadas en diversas danzas del centro del país. Sin embargo, un objeto peculiar, que no es una máscara, llama la atención en la serie.
Se trata de una cabeza reducida de jíbaro que fue adquirida hace más de 60 años en una feria callejera en la frontera con Ecuador. Cárdenas pagó 50 soles de la época por la cabeza que hoy adorna una de las paredes de su casa.
Cuenta que los jíbaros, una tribu de indígenas que habitan al norte del altiplano ecuatoriano, tenían la costumbre de reducir al tamaño de una mandarina las cabezas de los enemigos muertos en combate.
De cada victoria, el gran guerrero conservaba una cabeza cortada y que luego era reducida, costumbre que tenía por objeto hacer alarde de trofeos de guerra. Los jíbaros creen todavía que con la cabeza reducida el espíritu del muerto ya no podrá vengarse.
Observando su preciada adquisición, Cárdenas Raschio revela paso a paso la macabra receta:
1. Cortar la cabeza al enemigo.
2. Con un cuchillo hacer un corte desde la nuca al cuello, se tira de la piel y se desprende del cráneo.
3. Se desecha el cerebro, ojos y demás partes blandas, además de todos los huesos.
4. Se mete en agua hirviendo a la que se añade jugo de liana y otras hojas, lo que evita que se caiga el pelo.
5. Se mantiene durante unos quince minutos aproximadamente; más tiempo la ablanda demasiado y es difícil impedir que no se pudra.
6. Se saca del agua (con un tamaño aproximado de la mitad del original) y se pone a secar.
7. Se raspa la piel por dentro para quitar restos de carne y evitar el mal olor y la putrefacción y se frota por dentro y por fuera con aceites especiales.
8. Después se cose el corte de la nuca, los ojos y la boca, de manera que queda como una bolsa, en la que se echa una piedra del tamaño de un puño o el volumen equivalente en arena caliente.
9. Se cuelga sobre el fuego para desecarla poco a poco con el humo a la vez que se le va dando forma al cuero con una piedra caliente. En este proceso la cabeza acaba de reducirse.
10. Una vez seca la cabeza se vacía la arena y se tiñe la piel de negro. Luego se introduce un cordón de algodón por un agujero practicado en la parte superior de la misma y se asegura en la abertura del cuello con un nudo o un palito atravesado.
“¡Listo! Ya tienes una hermosa cabeza reducida lista para ser lucida ante tus amigos y visitantes”, agregó.
Cárdenas posee otra máscara que corresponde a la “Danza de los principales” del pueblo de Muquiyauyo, provincia de Jauja.
En esta danza guerrera antigua también el enemigo pierde su cabeza, la cual, en un proceso algo similar a la de los jíbaros, termina convertida en una máscara.
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