Diomedes Azañero Peralta es un humilde profesor, que por todos los medios busca apoyo para su hijo, quien hace cinco meses está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Esta historia nace desde hace algunos años atrás, cuando Diómedes Azañero Peralta se convirtió en padre de un hermoso y robusto bebé, el cual trajo una inmensa alegría a su hogar; sin embargo, a medida que fueron pasando los años, el niño fue atacado por una rara enfermedad y según los médicos, hasta ahora no tiene cura.
Diómedes cuenta que su hijo, quien hoy ya tiene 14 años de edad, siempre fue un niño inquieto y despierto, como los demás, pero sobre todo amoroso, por ello rápidamente se ganaba el cariño de los demás.
A medida de su crecimiento, el pequeño sentía una pequeña molestia en los dedos de uno de los pies y también presentaba una leve dificultad en la articulación de las palabras, ante lo cual todos creyeron que esto pasaría conforme crecía.
Sin embargo, esto no fue así. Cuando pasó los once años de edad, el menor presentó algunas dificultades en el brazo y los dedos se engarrotaron, por ello fue llevado a los médicos quienes en ese momento no pudieron determinar el tipo de mal que tenía el niño.
Llevado por el desconocimiento y desesperación, al ver que el menor estaba empeorando, visitó algunos curanderos, quienes lamentablemente se aprovecharon de su desesperación e incluso hasta le prometieron curar al pequeño, pero lamentablemente esto no fue así.
Diómedes hace un alto para respirar profundamente y prosigue con su angustioso relato. “Entonces a mi hijo lo llevé a la ciudad de Lima donde se le practicó una resonancia magnética y recién allí los médicos pudieron determinar la existencia de un tumor en el cerebro, el cual oprime al bulbo raquídeo”.
“La palabras de los médicos me sonaron demasiado duras, después que diagnosticaron la existencia de un tumor, dijeron que mi hijo prácticamente está desahuciado, debido a que el tumor se ubica en el bulbo raquídeo, por consiguiente los galenos prácticamente lo desahuciaron, pues lamentablemente era una zona donde no se podía intervenir por la alta complejidad que representa”, refirió el angustiado padre.
Empuñando las manos como signo de impotencia y con la voz quebrada, Diómedes cuenta que solo un padre puede sentir lo que está sintiendo, ver a su hijo y no poder hacer nada para lograr su mejoría. “Si pudiera comprar la vida de mi hijo, hiciera lo que fuese para comprarla”, puntualiza con una mirada al cielo.
La situación se complicó en el mes de junio de este año, cuando el niño perdió por completo la movilidad del cuerpo y sufrió una severa crisis, por ello tuvo que ser internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde se encuentra hasta estos momentos.
Diómedes es un profesor de secundaria y asegura que por ver la mejoría de su hijo en estos momentos tiene una deuda con tres bancos. Cuenta que de su exiguo sueldo le quedan solo 150 soles, con lo cual debe pagar el humilde cuartito en el que vive junto a su esposa e hijos, además de los gastos de los servicios básicos y a parte para la comida de su familia.
“Yo hago muchas cosas por mi hijo, me ofrezco hacer cualquier mandado, porque si bien es cierto el seguro me ayuda, pero lamentablemente no cubre todo. Diario hay que comprar pañales, toallas húmedas y ahora último me dijeron que debo comprar filtros antibacteriales. Pido a la ministra de Salud, Midori de Habich, a la señora Nadine Heredia, que por favor me apoyen con especialistas para que puedan ver a mi hijo y así buscar su mejoría”, puntualizó Diómedes Azañero
Por: Luis Asencio
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