La sesión del Congreso de este lunes será recordada como una de las más belicosas del quinquenio. Pedro Chávarry no asistió, no se aceptó la reincorporación de Kenji Fujimori, abundaron las acusaciones y se presentaron dos mociones contra Daniel Salaverry.
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La sesión del Pleno del Congreso del lunes mostró algunas de las taras más notorias de nuestra clase política. En momentos en que nuestro país enfrenta graves conflictos sociales que ponen en cuestión la vigencia de la ley y nuestro modelo económico, los congresistas se entregaron al juego inútil de actitudes belicosas y enfrentamientos entre facciones ajenas al interés nacional. En vez de cumplir con el compromiso de aprobar los seis proyectos de ley de la Reforma Política, los principales partidos de oposición presentaron hasta dos mociones de censura contra el presidente Daniel Salaverry, quien termina su mandato el próximo viernes.
La cacofonía llegó a ser tal que la congresista Lourdes Alcorta, insospechable de simpatías por la izquierda, llegó a reprochar la actitud de su colega Rosa Bartra y proclamó su respaldo a la de Marisa Glave. Por su parte Yeni Vilcatoma atribuyó a Daniel Salaverry la preparación de un pacto con el Ejecutivo para cerrar el congreso. La pugna por la elección de la Mesa Directiva pesó más que la búsqueda de pasos razonables para restablecer algo de lo que el Congreso carece clamorosamente: la confianza de los ciudadanos.
Lo que sí abundaron fueron acusaciones: a Salvador del Solar por haber llamado a la presidenta de la comisión de Ética, a Keiko Fujimori por haberse supuestamente reunido con el exjuez César Hinostroza, a Mauricio Mulder por golpear la carpeta como en los viejos tiempos, a congresistas que hace algunos años acudían al Servicio de Inteligencia, a Vilcatoma por “ver cada día una conspiración diferente”, a Daniel Salaverry por manejar el Congreso “como si fuera su chacra” y a 30 congresistas por no haber asistido al Pleno.
En estas circunstancias, un grupo de personalidades ha creído oportuno publicar un “Pronunciamiento republicano” en el que advierte que “el Congreso no puede ser disuelto luego de haberse otorgado una cuestión de confianza”. Entre los firmantes destacan personalidades conocidas por su hostilidad al gobierno que ahora combinan el tema constitucional parlamentario con la denuncia de supuestos “métodos de justicia plebiscitaria que se aplican contra determinados políticos de oposición”.
En suma, vuelve a planear la sombra del no respeto a la confianza, la disolución del Congreso y en último término la vacancia presidencial. ¿Habrá entre los 130 congresistas voces sensatas capaces de forjar consensos y evitar querellas inflamadas al borde de un volcán en erupción? Los candidatos voceados a la presidencia del Congreso prefirieron guardar silencio.
La realidad toca sonoramente a nuestras puertas en el Sur del país. El volcán Ubinas está produciendo lo que el geólogo Patricio Valderrama calificó como la “más grave erupción volcánica de los últimos 300 años en nuestro país”. EsSalud ha debido instalar un hospital de campaña para atender los problemas respiratorios que causan las cenizas esparcidas por el viento. Y el Instituto de Defensa Civil multiplica los esfuerzos para garantizar que sean evacuadas preventivamente las poblaciones que puedan ser afectadas por la erupción.
También el fondo del mar nos ha dado noticias el día de ayer. La Marina francesa halló un submarino hundido en el Mediterráneo en 1968. La Minerva desapareció hace mas de medio siglo de los radares hasta posarse a 2,400 metros bajo la superficie del mar, sirviendo de tumba para sus 52 tripulantes. Una forma de “dron acuático” pudo hacer imágenes inequívocas, satisfaciendo la demanda de hijos y familiares, que nunca se resignaron a cesar la búsqueda de los cadáveres de sus parientes. Pese a todo tipo de innovaciones tecnológicas, el deber de dar sepultura a los muertos sigue siendo un mandato de nuestra especie.
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