Con la misma energía con la que defendemos la democracia y valores generales, hay que comprometerse para que la dignidad de cada persona sea protegida y las organizaciones que practican la trata sean desbaratadas.
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La agenda pública está sin duda dominada por la crisis en Venezuela y las incertidumbres del Ejecutivo frente a la prescripción de crímenes de lesa humanidad. Pero la irrupción de esos graves desafíos no debe causar que pasemos por alto formas persistentes de abuso y de atentados contra la dignidad de las personas.
Una de las más antiguas de esas formas del crimen es la llamada trata de personas, lo que equivale a someter a la explotación esclavista a seres humanos vulnerables, en particular mujeres y niños. Por eso la ONU consagra el 30 de julio a la promoción de la conciencia mundial de la realidad de ese flagelo.
Durante mucho tiempo se creía que la trata existe sobre todo en medios rurales, con frecuencia en la periferia de actividades mineras ilegales. Pero no, también existe en las ciudades con la proliferación de bares informales, así como en el ejercicio de servicios domésticos al margen de la ley.
La organización Capital Humano y Social se ha especializado en la lucha contra la trata, cuyos mecanismos de reclutamiento y ejecución ha contribuido a esclarecer. Un estudio reciente hecho en Loreto muestra que por cada víctima de trata las organizaciones criminales que las practican pueden ganar más de 16 000 soles al mes.
Lo que significa un volumen total de ingresos superior que el aportado por el narcotráfico. Otras organizaciones han puesto el acento en la utilización de internet y redes sociales para seducir personas dispuestas a correr el riesgo de encuentros con seductores que ocultan su identidad y sus intenciones con la facilidad que ofrece la comunicación digital. Documentan también el uso del chantaje para difundir imágenes captadas sin que la persona seducida haya tomado conciencia de que estaba siendo grabada.
Con la misma energía con la que defendemos la democracia y valores generales, hay que comprometerse para que la dignidad de cada persona sea protegida y las organizaciones que practican la trata sean desbaratadas.
Las cosas como son
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