La Duna Pur Pur, las Islas Guañape, el Cerro Campana y el Bosque El Cañoncillo son afectados por la mano del hombre y el cambio climático.
La naturaleza, a partir de su sabia generosidad, ha brindado incomparables recursos naturales y atractivos turísticos a la región La Libertad.
Por ello, y solo por mencionar una de nuestras bondades naturales, La Libertad es la única región en el Perú con ecosistemas de costa, sierra y hasta de ceja de selva.
Lamentablemente, el cambio climático y la mano del hombre inciden negativamente en los recursos hasta conducir a las maravillas naturales al errado camino del riesgo permanente. Así, son varias las zonas potencialmente aprovechables que resultan afectadas y requieren la inmediata atención de las autoridades.
Una de ellas es la Duna Pur Pur, considerada un accidente geográfico, un médano de arena que forma una media luna llamativa ubicada aproximadamente a 12 kilómetros del pueblo de Virú, considerada además como la más grande del país y una de las más impresionantes del mundo según el Inventario Turístico del Perú (Mincetur).
La Duna Pur Pur perdió esplendor a raíz de la expansión de las empresas agroindustriales promovidas por el proyecto especial Chavimochic, las mismas que alejaron la arena, vientos por humedad y sembríos.
Por su parte, las Islas Guañape, también ubicadas en Virú pero en el sector puerto Morín, son una maravilla marina en peligro aun cuando fue declarada Reserva Natural para proteger su entorno de lobos marinos, aves guaneras y pingüinos, especies que conforman el conjunto de islas rocosas de Guañape.
Allí, pescadores furtivos se han convertido en enemigos de las especies marinas y la extracción de guano ilegal en sus depredadores.
La situación del denominado Cerro Campana es igual de preocupante. Se trata de una loma costera ubicada en Huanchaco, a 16 kilómetros de Trujillo, y declarada recientemente como de Interés Nacional por el Congreso de la República.
El Cerro Campana es considerado también un Apu donde se hallan geoglifos antropomorfos, arte rupestre y variedad de flora y fauna destacando el águila que reina el lugar.
Este mágico lugar es amenazado por el impacto ambiental derivado de la ejecución de la III etapa del proyecto especial Chavimochic, según adelantó el reconocido biólogo Carlos Bocanegra.
Otro claro ejemplo de depredación es el del Bosque el Cañoncillo, ubicado en el distrito de San José en la provincia de Pacasmayo, lugar encantador donde la naturaleza se mezcla entre el color verde de sus algarrobos y el color oro de su arena, todo acompañado de una laguna que lo transforma en un oasis en el desierto costero.
A pesar de su fulgurante biodiversidad y sus más de 3 mil hectáreas, la zona es amenazada por la tala ilegal y por gente inescrupulosa que arroja desperdicios durante su ocasional visita.
Los referidos son solo algunos ejemplos de inacción de las autoridades e irresponsabilidad de ciudadanos que no han comprendido la importancia de proteger nuestra naturaleza.
En ese sentido, la agenda está planteada y la tarea es ardua. Será mejor empezar cuanto antes, mañana podría ser demasiado tarde.
Por: Davinton Castillo
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