Nos queda poco tiempo para diseñar un plan de prevención que nos permita ahorrar vidas humanas y pérdidas materiales. Pero eso requiere bajar el tono de las hostilidades y mostrarnos capaces de forjar políticas públicas de consenso.
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El debate político se ha venido degradando a medida que las motivaciones de los actores tienen más que ver con sus temas judiciales que con los problemas de los ciudadanos. Cada vez está más claro que la corrupción y la búsqueda de impunidad son los factores que permiten forjar alianzas y conseguir mayorías en el Congreso.
¿Por qué deberíamos temer la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos si fuéramos capaces de juzgar y sancionar en sede nacional las violaciones que se han cometido y las que puedan cometerse? La pérdida de foco de los responsables políticos es particularmente notoria en los desafíos de mediano y largo plazo, como los que plantea el cambio climático.
El congresista Edward Málaga demanda la renuncia de la ministra de Salud por carecer de una estrategia para hacer frente a la amenaza del dengue, en el contexto del calentamiento climático que hemos vivido durante los últimos meses.
La Agencia Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOA, atribuye una probabilidad de 90 % a graves daños que se producirían hacia fines de año por El Niño. La base de esa predicción tiene que ver con grandes masas de agua caliente que se están desplazando por el Océano Pacífico en dirección a Sudamérica.
Los economistas con memoria recuerdan que el crecimiento económico se redujo 3 % en Estados Unidos cuando ocurrieron fenómenos similares en 1982 y 1998. Y desde ya calculan el monto de los daños de corto y mediano plazo. No se trata solo de la destrucción de ciudades, carreteras e infraestructuras, sino también de la aparición de enfermedades causadas por insectos y otros animales propagadores de pestes.
Nos queda poco tiempo para diseñar un plan de prevención que nos permita ahorrar vidas humanas y pérdidas materiales. Pero eso requiere bajar el tono de las hostilidades y mostrarnos capaces de forjar políticas públicas de consenso.
Las cosas como son
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