El alcalde Luis Florez señaló que población decidirá si imagen se queda en Plaza de Armas, mientras que antropólogo precisa que elemento rompe ´ contexto arquitectónico´
El monumento con la figura de un Inca colocado en la Plaza de Armas del Cusco, el pasado 24 de junio, generó controversia entre pobladores, autoridades y estudiosos de las ciencias sociales en la ciudad surandina.
La imagen de 2 metros con 20 centímetros de altura, realizada en fibra de vidrio, fue instalada por el municipio provincial para celebrar el encuentro de dos mundos durante la escenificación del Inti Raymi.
A partir de esta fecha, decenas de turistas se toman fotografías con la efigie, por lo que continúa en dicho lugar.
El alcalde provincial, Luis Florez García, afirmó que no existe ningún interés en que el monumento se quede o no instalado en este espacio.
“Será la población, la que decida si este Inca se queda en la Plaza de Armas o es retirado en las próximas horas, dijo.
Sobre el particular, el antropólogo Jorge Flores Ochoa comentó que la Plaza de Armas del Cusco “tiene su propio lenguaje arquitectónico durante décadas, el mismo que tiene que ver con su configuración urbanística, tipo de viviendas, su tamaño, el material y otros”, etc.
“Colocar un monumento brilloso y de proporciones mayores a las viviendas ubicado en esta parte del Centro Histórico, no sería adecuado, rompería el contexto histórico y cultura”, concluyó.
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