Este centro arqueológico destaca no solo por sus monolíticas construcciones en piedra, sino por conservar el antiguo trazo inca.
El Parque Arqueológico de Ollantaytambo es un complejo que integra un pueblo y monolíticas construcciones de factura inca en 34 mil 800 hectáreas de terreno, el cual está ubicado en la provincia de Urubamba, en la región Cusco, y forma parte del Valle Sagrado de los Incas, según refiere la arqueóloga Arminda Gibaja Oviedo.
Este se divide en dos sectores: el Qosqo Ayllu, o el pueblo habitado actualmente por lugareños, inmigrantes y extranjeros; y el Araqama Ayllu, donde se encuentra la fortaleza propiamente dicha con edificaciones importantes de la civilización del Tahuantinsuyo.
Qosqo Ayllu
Concita especial atención de estudiosos, la antigua configuración urbanística inca que conserva hasta la fecha este pueblo, especialmente en el sector denominado como Qosqo Ayllu. Aquí, cuando uno visita pareciera que el tiempo se hubiera detenido porque uno encuentra las típicas “canchas”, espacios abiertos a modo de patios, donde antiguamente las familias realizaban labores de textilería.
En el denominado Qosqo Ayllu también se puede ver callecitas de piedra longitudinales y transversales, canales de agua y muros silenciosos que al mirarlos te invitan a descubrir los pasos de una admirada cultura que dominó las obras hidráulicas, la ingeniería y la arquitectura de manera tan diestra.
En su planificación se observa la distribución de los espacios para las diferentes funciones que debían desempeñar un complejo arquitectónico, entre los que destacan las áreas urbanas, con todos sus servicios como calles, plazas, sitios religiosos, distribución de líquido elemento a través de fuentes ornamentales, canales, reservorios, murallas; además de los centros agrícolas, depósitos, cementerios, canteras y otros. Por esta razón, el pueblo de Ollantaytambo, es considerada en el Perú y el mundo “Ciudad Inca Viviente”.
César Barrios, poblador del distrito de Ollantaytambo, nos comenta que “cuando uno sube a la fortaleza y mira con mucho detenimiento el pueblo, se configura una mazorca de maíz por esto se dice que el pueblo habría sido construido en su homenaje. Además se indica que este lugar fue un templo de adoración al agua”.
Araqama Ayllu
El otro conjunto urbano es el de Araqama Ayllu que se ubica al sur oeste del mismo pueblo. El ingreso a la fortaleza propiamente dicha se realiza por una puerta de nombre Punku-punku, hecha de roca y doble jamba imperial. Ahí se encontraba un sector ceremonial que estaba dedicado al culto de "Unu" o el “Agua”, por eso en este centro arqueológico se encuentran una serie de fuentes. La que más destaca es el Baño de la Ñusta, una impresionante fuente labrada en una sola pieza de granito.
Aqui también se encuentra el Templo del Sol, compuesta por seis rocas gigantescas, el mismo que estaba en proceso de construcción a la llegada de los primeros españoles en 1534, según los historiadores.
La Intihuatana de Ollantaytambo es una especie de reloj solar que está situado encima del Templo del Sol, casi al borde del precipicio, y fue utilizado como observatorio astronómico, pues es un eje alrededor del cual el sol fija sus posiciones durante el transcurso del año para así proceder con su agricultura.
Complementan el parque arqueológico, las terrazas agrícolas dispuestas en distintas cotas y articuladas con caminos, senderos, un complejo sistema hidráulico, así como los depósitos o Qolqas en el cerro Pinkuyllo.
Este importante centro político administrativo, religioso y de control fue edificado aprovechado con la presencia de dos importantes ríos, como el Vilcanota y el Patacancha, los mismos que se constituyeron importantes fuentes de acopio hídrico.
A toda esta importante evidencia prehispánica se le debe añadir la ocupación de Transición o Neo Inca (1532 a 1570) a lo que se le llama la arquitectura de Manco Inca, hijo de Huayna Cápac, y quien desde Ollantaytambo y con el objetivo de querer recuperar el trono imperial hizo retroceder al grupo dirigido por Hernando Pizarro, ganando en la batalla.
Arminda Gibaja indica que Ollantaytambo no solo se constituye en un lugar atractivo para el turismo, sino que es un pueblo ancestral vivo, donde uno no solo puede observar las diversas manifestaciones culturales, sino a las herederas del arte textil con iconografía inca, ellas se encuentran aún en las comunidades de Patacancha, Huilloq y Qelqanqa.
La historiadora nos invita a conocerlas y a la vez visitar el Parque Arqueológico de Ollantayyambo con el fin de seguir descifrando sus misterios.
Por: Adelayda Letona
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