María del Carmen Palomino Huaroto y Jimmy Huamán Alarco le cuentan a RPP Noticias cómo vivieron en carne propia los 3 minutos y 30 segundos más trágicos en la historia de Pisco.
“Hay zonas de Pisco en donde parece que el terremoto fue ayer”, señala el profesor Jimmy Huamán Alarco, mirando con tristeza lo poco que avanzó el proceso de reconstrucción tras el terremoto que destruyó las provincias de Pisco, Chincha e Ica un 15 de agosto de 2007.
Las cifras sobre la tragedia de hace 13 años son bastante conocidas y estremecen a Jimmy solo con recordarlas. Fueron 596 muertos, más de 2 mil 220 heridos y 432 mil damnificados que dejó el sismo de magnitud 7.9 en la escala de Richter.
“Perdí a muchos colegas. En esa época yo ejercía el cargo de regidor de la municipalidad provincial y estaba reunido con unos artistas locales para programar las actividades del aniversario del desembarco de don José de San Martín en Pisco que se celebra en setiembre. De pronto, todo comenzó a temblar, salimos como pudimos y afuera no podía ponerme de pie. Allí pude ver que todo se venía abajo”, recuerda el profesor de primaria de 47 años.
Las imágenes que quedaron grabadas en su mente le traen “recuerdos muy tristes. A esa hora se realizaba una misa de la familia Espino en la iglesia San Clemente y casi todos murieron. Yo estuve a punto de asistir porque eran amigos, pero la reunión en la municipalidad me lo impidió. De alguna manera eso me salvó la vida”, reflexiona.
¿Cuánto han cambiado las cosas en Pisco desde entonces? Jimmy Huamán afirma que muy poco. Tras las casas destruidas y la desesperación de las familias “solo se realizaron unas obras de renovación de los sistemas de agua y se avanzó con la titulación hasta el 2010. Desde allí, poco o nada se ha hecho y varios sectores de Pisco continúan devastados”.
“En el 2007 la gente murió porque la ayuda no llegó con rapidez y parece que todo sigue igual porque nadie nos ha informado si ahora Defensa Civil tiene en sus almacenes frazadas o toldos en caso de una emergencia y la verdad es que los vecinos no toman en serio los simulacros de sismo. Yo siento que Pisco no aprendió del terremoto”, confiesa con cierta resignación María del Carmen.
Saqueos, caos y hambre: las consecuencias inmediatas del remezón
La palabra “saqueo” es la primera que se le viene a la mente a María del Carmen Palomino Huaroto, de 50 años, cuando se le pregunta por el terremoto. Así trata de explicar aquellas imágenes que no se borrarán jamás de su memoria.
“Veía mujeres y niños, familias enteras cargando puertas, ventanas y productos que recogían de las tiendas que se vinieron abajo. Grupos de jóvenes saqueaban las casas a punto de derrumbarse, de repente desesperados por encontrar algo de comer”, recuerda la ama de casa aclarando que no culpa a los protagonistas de esas instantáneas y comprende que solo se trató de gente al borde del colapso porque lo perdió todo.
María del Carmen recuerda también que 20 personas terminaron alojadas en su casa del sector El Pedregal en Pisco, todos ellos familiares cercanos. “Tengo 11 hermanos y todos decidieron venir conmigo con sus parejas e hijos. Las mujeres salíamos muy temprano a pedir ayuda y donaciones a la municipalidad y otras organizaciones. La verdad, todo era un caos”, reconoce.
Han pasado 13 años de la tragedia y es inevitable formularse una interrogante: ¿Qué pasaría si nuevamente la tierra comienza a temblar con la misma violencia en Pisco?
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