Efectivos que estuvieron en la 'Curva del Diablo' y la Estación Nº6 de Petroperú cuestionaron la eficacia del plan y lo describieron como improvisado.
"No hubo manejo de la inteligencia, ni siquiera hubo un planeamiento; no hubo un plan de operaciones, nos han mandado así nomás; ha sido una orden de momento", así describe un joven oficial el operativo desplegado en Bagua el 5 de junio, un día que será recordado por el caos y la muerte que se apoderaron de la selva y provocó la muerte de al menos 34 personas entre efectivos e indígenas.
Hasta el momento las autoridades han manifestado que nunca se dio la orden de dispara en la llamada Curva del Diablo, ubicada en la carretera Fernando Belaunde Terry, en Bagua, sino que fueron miles los indígenas que empezaron el ataque contra los efectivos de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), liderados por el general Luis Muruguza.
En declaraciones brindadas a los diarios Peru21 y La República, varios policías enviados a la zona de conflicto afirmaron que este fue un operativo improvisado, pues no contaban con el equipamiento adecuado y sin planificación.
"Se habría llevado paramédicos, dos helicópteros, como mínimos y más efectivos. ¿Con menos de 300 policías, íbamos a desbloquear 10 kilómetros de carretera? En agosto del 2008, cuando ocurrió lo de Corral Quemado, eran dos mil indígenas y nosotros éramos 1300", expresó uno de los sobrevivientes de los hechos que prefirió no identificarse.
"Para esta operación especial debimos haber tenido el equipo necesario, o sea, casco tipo Keblack, chaleco antibalas, fusil AKM con ocho cacerinas (tenían cuatro)", agregó otro oficial para Peru21.
Otro efectivo refirió a ese rotativo que el coronel Humberto Lúcar Espinoza, jefe de Regimiento de la Diroes, tenía previsto un operativo aéreo, pero el general Muruguza cambió todo y decidió adelantarlo.
Efectivos entrevistados por La República indicaron que existía un acuerdo de paz entre los nativos y policías de la Estación Nº6 de Petroperú, encabezados por el comandante Miguel Montenegro, el cual se habría roto cuando se emprendió la operación de desalojo de la carretera, lo cual provocó la respuesta de los indígenas.
"Nosotros no entregamos nuestras armas a los indígenas. Ellos nos despojaron de nuestro armamento cuando por radio se enteraron de lo que estaba pasando en la Curva del Diablo. Se vengaron de nosotros porque se sintieron traicionados", relató el suboficial Óscar Mancilla.
"En todo momento el comandante Montenegro pedía calma y que se respete el acuerdo, pero ello son entendían, estaban enardecidos", añadió Mancilla.
"Cuando nos enteramos del desalojo, no lo comprendimos. ¿Es que no sabían que con esa acción ponían en riesgo nuestras vidas? No sabíamos que pensar. Eso fue nuestra condena a muerte", manifestó el suboficial Jhony Flores al mismo rotativo.
Al respecto, la ministra del Interior ha manifestado siempre que son los altos mandos policiales quienes elaboran los planes operativos.
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