El Papa reconoció virtudes heroicas de fundadora de la Congregación de las Canonesas de la Cruz, cuyo padre, Manuel Candamo, fue presidente del Perú en 1895.
El Papa Benedicto XVI reconoció las virtudes heroicas de la fundadora de la Congregación de las Canonesas de la Cruz. Para alcanzar la santidad deberá ser venerable sierva de Dios, beata y finalmente santa.
Benedicto XVI reconoció las "virtudes heroicas", primer paso hacia la santidad, de la monja peruana Teresa de la Cruz Candamo Álvarez Calderón, fundadora de la Congregación de las Canonesas de la Cruz.
La religiosa peruana nació en Lima en 19 de agosto de 1875 y murió en la capital el 24 de agosto de 1953.
Sus padres fueron el ex presidente del Perú, Manuel Candamo y Teresa Alvarez-Calderón de Candamo. Candamo ocupó la presidencia del Perú en dos ocasiones, brevemente en 1895 y luego de 1903 a 1904.
Teresa fue educada en el Colegio del Sagrado Corazón. Desde pequeña mostró un carácter bondadoso y compasivo; abnegado, sencillo, optimista y alegre.
La religiosa tuvo que esperar doce años para fundar la Congregación Canonesas de la Cruz, en Lima el 14 de setiembre de 1931, y posteriormente funda la Asociación de la Cruz.
Su proceso de beatificación se inicio el año 1981. Los restos de Madre Teresa de la Cruz pueden ser visitados en el Oratorio de Santa Teresita, ubicado en José Díaz 421 al costado del Estadio Nacional.
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: el primero es venerable siervo de Dios, el segundo beato y el tercero santo. Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce haber vivido las virtudes de manera heroica.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado (santo) es necesario un segundo milagro. Ese segundo milagro debe ocurrir después de ser proclamado beato.
Más cerca de los altares
Asimismo, el Papa Benedicto XVI autorizó la promulgación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de nueve religiosos, entre ellos cuatro monjas iberoamericanas.
Entre estos hombres y mujeres de fe figuran la monja española Felisa Pérez de Iriarte Casado, la mexicana Manuela de Jesús Arias Espinosa y la brasileña Dulce Lopes Pontes.
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