Un grupo de pobladores fue captado caminando por Pampa Cañahuas rumbo a sus ciudades. El viaje dura tres días y tienen que soportar temperaturas de seis grados bajo cero. “Estamos sin cenar y sin desayunar”, dijo un joven que vuelve a Puno.
Un grupo de pobladores que se quedaron varados en Arequipa por el estado de emergencia, decidieron regresar a sus hogares en Puno, Cusco y Apurimac emprendiendo un viaje a pie que puede durar tres días.
Varias familias lo hacen con niños y adultos mayores. Utilizan la carretera antigua que une Arequipa con Puno. El portal web, Frase Corta, los captó por Pampa Cañahuas, detrás del volcán Misti, en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca.
“La economía se acabó y por eso hemos decidido venir caminando. Hemos acampado detrás del volcán Chachani. En nuestra tierra aunque sea comeremos de nuestra agricultura que nosotros cosechamos”, contó un padre de familia que viaja con su esposa y su menor hijo a Chumbivilcas.
En esa zona, las temperaturas, en esta época del año, llegan a los seis grados bajos cero y continuarán descendiendo, según los pronósticos del Senamhi.
“Estamos sin cenar y sin desayunar”, dijo un joven que vuelve a Puno luego de perder su trabajo en Arequipa.
Cada día caminan más de quince horas, se refugian en pequeños arbustos y rocas para pasar la noche. A lo largo del día, se detienen algunos momentos a descansar para beber agua y comer conserva de atún con galletas.
Contaron que decidieron salir de Arequipa porque ya no podían mantener a sus familias y esperan tener mejores condiciones en sus regiones. Allí tienen a sus familiares y amigos que les pueden apoyar en esta crisis.
También dijeron que cumplieron con inscribirse en la lista de personas que necesitan ser trasladas por los gobiernos regionales, pero pasaron varios días y no tienen respuesta.
“Solo tenemos 40 soles para sobrevivir estos días. El Gobierno Regional de Arequipa nos dijo que íbamos a salir a nuestras regiones, pero hay 10 mil inscritos y solo van a llevar a 2 mil. Ya no tenemos plata para comer”, contó un adulto mayor que viaja con un grupo de personas.
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