Con gran entusiasmo y conmovido por la realidad, Marco Antonio Molino busca que los niños salgan del analfabetismo con su organización Horizonte Verde.
Marco Antonio Molino es un italiano que nació en Sicilia y que desde hace varios años ha emprendido un proyecto para ayudar a los niños pobres que viven en los barrios marginales de la ciudad de Iquitos. Con esta labor, ya ayudó a cerca de doscientos menores.
Hace pocos días regresó a Europa para realizar nuevos contactos, básicamente en España e Italia, con la finalidad de conseguir lo que él llama “nuevos padrinos” para continuar con su trabajo filantrópico.
Para que sea más fácil la ayuda ha formado una organización denominada “Horizonte Verde”, que inicialmente apoyaba para que los pobladores tengan acceso al agua y otros servicios básicos.
“La realidad amazónica cerca de Iquitos, que es la capital regional y provincial, es dura ya que muchos pobladores viven en condiciones de extrema pobreza, pues a pesar que el agua está a su alrededor no la pueden beber; asimismo, la energía eléctrica es un servicio al cual no pueden acceder, y los niños y niñas están condenados al analfabetismo porque los índices de deserción escolar aumentan cada año”, nos comenta.
Este siciliano nos habla con gran conocimiento de este lugar, el cual conoce como la palma de su mano. Situación que lo conmovió e hizo dejar su anterior actividad, que era la venta de helados, para dedicarse a buscar ayuda para los pobres de esta ciudad.
Para que se concrete la ayuda a los niños estableció una especie de “padrinazgo” en Italia, desde donde llegan los fondos para que puedan estudiar y concluir por lo menos la educación secundaria.
“La diferencia con otros proyectos similares es que realizamos un monitoreo de quiénes se benefician, tanto madres como hijos”, afirma mientras nos indica que no solo se aborda el tema educativo de manera convencional sino que uno de los objetivos de Horizonte Verde es complementarlo con la preservación del medio ambiente y qué mejor que hacerlo desde la perspectiva de la reforestación.
Por: Jaime Vásquez
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