La provincia liberteña de Virú festeja 17 años de su creación como provincia compartiendo el sabor de su gastronomía y el legado cultural de un pueblo valeroso.
Virú es la cuna de una cultura que perdura a través del tiempo y motor del desarrollo económico agroindustrial en toda la región. Es también el lugar ideal para apreciar y, claro, saborear la más vistosas muestras de nuestra exquisita gastronomía.
Han pasado 17 años desde que Virú se convirtió en provincia, iniciando una nueva etapa en su prolongado camino con antecedentes que nos remontan hasta el año 1200 antes de Cristo, cuando la cultura Virú edificó el complejo arqueológico de Zaraque, imponente construcción hecha con barro que fue declarada Patrimonio de la Nación.
El avance de la cultura establecida por tierras viruñeras fue tal que su legado abarca, además de Zaraque, complejos arqueológicos como el de Keneto y castillos como los de San Juan, Tomabal o Huancaco.
Diversos estudios en la zona, concluyeron que el reino Virú se caracterizó por ser floreciente y valeroso. Por esto, sin duda, fue el último en ser conquistado por el otrora invencible imperio incaico, dejando para la posteridad señales de su presencia en las huacas hoy conocidas como Santa Rosa, Bitín, El Carmelo, Mochán y El Temblador.
El nombre de Virú proviene de una expresión muchik equivalente a la frase “agricultura variada”. Historiadores y especialistas afirman que fue esa denominación y su toponimia la que condujo a los españoles a llamar Perú al extenso lugar recién conquistado.
Sin embargo, para muchos Virú es conocida como la tierra de los cañanes. Sí, aquella lagartija de apariencia repulsiva pero, según cuentan los lugareños, de inmejorables propiedades afrodisíacas ideales para levantar el ánimo caído de quienes buscan emociones postergadas.
Hasta hace unos años, era común encontrar platillos preparados a base de cañanes en los restaurantes de la zona. Hoy, la especie se encuentra en peligro de extinción, tras su aprovechamiento sin reparos ni control por parte de las entidades responsables de salvaguardar nuestros recursos naturales.
Pero, si los cañanes no son motivo suficiente, entonces saborear las inmejorables ciruelas que se producen en la zona resultará un incentivo irrebatible para visitar Virú, cuya feria regional proyectada para difundir las bondades de la dulce y jugosa fruta norteña es una de las más importantes y concurridas en toda La Libertad.
Un 5 de enero de 1995, y a propuesta de un grupo de legisladores liberteños, se crea la provincia de Virú. La ley 26427 otorgó de esta manera el sustento formal al crecimiento de un pueblo que alberga verdaderos tesoros turísticos tales como las Islas Guañape, el balneario de Puerto Morín o la Laguna de Salinas en Guadalupito.
Su crecimiento y desarrollo ha ido a la par del incremento de inversiones estales y privadas en el país. De esta manera, en Virú se ubica el Canal Chavimochic además de las centrales hidroeléctricas de Virú y Pampa Blanca, sin dejar de contar el importante aporte de las empresas agroindustriales allí afincadas.
Con un ambiente cálido, por su clima y por su gente, Virú es un lugar primordial en el circuito turístico norteño. Ubicada a sólo 45 minutos al sur de Trujillo, la provincia celebra su aniversario número 17 y lo hace con optimismo y fe en su santa patrona, la venerada madre de Cristo conocida en la zona como la Virgen de los Dolores.
Por: Jorge Rodríguez
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