Ángel Ramírez López se perdió en las aguas de Talara el 4 de octubre de 2001 y nunca más se supo de él. El lunes, un hombre con características físicas similares se le halló deambulando por las calles de Coischo, cerca de Chimbote. Y eso movilizó a los parientes.
Se perfila como la historia perfecta del náufrago al que todos creyeron muerto y que luego apareció con vida. Ángel Arquímedes Ramírez López, pescador, desapareció en el mar después de que un 4 de octubre de 2001 saliera a sus labores de pesca de pota, desde Talara, en Piura, a bordo de la embarcación "Sayu".
Los tripulantes nunca más regresaron a casa: un cuerpo fue encontrado días después, pero el de Ramírez López, quien tenía 38 años y era natural de Culebras, provincia de Huarmey, región Áncash, nunca. Su familia, en medio de la resignación, le hizo una misa para despedirlo.
Ayer, 18 años después, un hombre identificó a un vagabundo en las calles de Coishco, distrito ubicado muy cerca de Chimbote, en la provincia del Santa, Áncash. Al caminante se le vio dando vueltas por la ciudad por lo menos durante los últimos tres meses. Se le fotografió y publicó su imagen en redes sociales para intentar que algún familiar lo reconozca. Fue así cómo los parientes de Ramírez López asumieron que se trataba de Ángel.
Creyendo en el milagro, rápidamente acudieron hasta la comisaría de Coishco. Ahí, la sobrina, Milena Ramírez Mejía, vio el rostro del hombre, comprobó y, con lágrimas, creyó que era su tío desaparecido hacía casi dos décadas. “Estoy emocionada. Toda la familia no lo puede creer. Pero así es el milagro. Es tan grande que solo Dios sabe por qué haces las cosas”, dijo a RPP.
El relato del vagabundo
Poco antes, al vagabundo se le había preguntado quién era y de dónde venía. Y este, con aparentes alteraciones mentales, afirmó que, hacía un tiempo, se fue a la mar y naufragó junto a otras personas. Luego, relató, fue rescatado por un barco chino que lo "paseó" por el mundo hasta que logró “huir” de ellos y así, “volver” a las costas peruanas. Y fue entonces que empezó a deambular por las calles, con mal aspecto y maloliente.
La historia que contó el vagabundo coincidía, en parte, con la desgracia que vivió Ángel Ramírez. Y hacía suponer a la familia que, probablemente, Ángel había perdido la razón producto del naufragio y la soledad ante la inmensidad del mar por varios días. Su esposa, Petronila Juárez Aguilar y su hija, Ángela Ramírez Juárez 27, ambas residentes en Lima, ni bien se enteraron de la noticia, viajaron de inmediato hasta Chimbote.
En la comisaría de Coischo, la policía le hizo al hombre, con dificultad ante la negativa e inquietud de este debido a sus aparentes problemas mentales, una prueba biométrica que consiste en tomarle su huella dactilar y comprobar, con el registro electrónico, si se trataba de Ángel. ¿El resultado? Negativo.
De la esperanza a la decepción
A eso de las 11:45 de la noche del lunes, la esposa y la hija de Ángel, que tenía 9 años en el 2000, llegaron hasta el hospital La Caleta de Chimbote para ver a la persona que, en ese momento, dormía y recibía suero para ir recuperándose. Ambas se pusieron frente a él, con nervios y ansiedad, lo miraron y… sintieron la desazón: el hombre tendido en la camilla, con el cabello enorme, barba y el aspecto descuidado, no era Ángel. Para ellas, no era. Le miraron a los ojos. Petronila, dudando hasta el final, insistió y se colocó sus lentes, se acercó a centímetros, lo observó otra vez, le corrió los párpados para mirarle el color de ojos y, nuevamente, moviendo la cabeza de un lado a otro y a punto de llorar, hizo el gesto de que no se trataba de su esposo. Ángela le miraba los pies al detalle, pues recordaba que, de niña, ella se los lavaba a su padre cuando este venía de trabajar.
“¿Cree que sea su esposo?”, le preguntó RPP, testigo del momento. “No, no…”, respondió. “¿Igual se va a ser una prueba?”, lanzó RPP. “Sí, con mi hija que se haga la prueba de ADN. Pero a primera vista me hija también dice que no”, afirmó la señora. Ángela, también desconcertada, señaló: “No es, lamentablemente. ¿Quién será este señor? Pero no es. De todas maneras voy a hacerme algún examen o algo para confirmar, realmente”, prometió.
El 2000 sabe a lejano, pero Ángel Arquímedes Ramírez López hizo que sus familiares lo sientan cercano. La prueba de ADN terminará por decidir el rumbo de esta historia: si acaba en un desencanto o un milagro de esos que pocos pueden contar.
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