“Se va un ídolo, y nace una leyenda”, se leyó en uno de los carteles en la tribuna oriente del estado de la Unsa.
Ysrael “Cachete” Zúñiga, se despidió del fútbol profesional luego de 26 años de carrera.
A los 41 años, dejó las chanchas y empezó su carrera política como candidato al Consejo Regional.
El ídolo rojinegro debutó en 1995 jugando en la Segunda División por el club Guardia Republicana, ese año logró el ascenso a primera división. Luego jugó por el Coronel Bolognesi de Tacna, pasó por el Atlético Universidad, la “U”, Sporting Cristal y Juan Aurich, hasta que en el 2014 regresó al FBC Melgar donde culminó su carrera.
“A mí me encanta jugar, me encanta el fútbol, pero también soy consciente de que la rodilla no da”, dice “Cachete”.
Los años mantienen intacto su amor por el fútbol, pero el cuerpo ya no es el mismo. La decisión tenía que llegar en algún momento.
Con más de 100 goles, es el goleador histórico del Melgar. Sus goles marcaron el camino del club arequipeño para obtener su segundo título profesional. Ocurrió el 2015 cuando el club celebraba su centenario.
“El mejor gol de mi vida es el cariño de la gente”, dijo en agradecimiento a la hinchada.
Hubo sacrificios como tener que alejarse varios meses de su familia. “Ha sido duro, estoy muy agradecido por el apoyo de Fecia (su esposa), de los bebes, de mis padres y mis hermanos. Solamente gracias”, dijo con lágrimas en los ojos.
Zúñiga jugó en ligas competitivas como de Inglaterra, Argentina, México y Turquía. También lo hizo por la Selección Peruana en la Copa América de Paraguay 1999, en la de Venezuela 2007 y en las eliminatorias para el Mundial Corea/Japón 2002.
“Si alguien desea o ama algo, hay que tratar de hacerlo bien. Si quieres ir por un sueño, hay que hacer sacrificios. En este caso yo hice muchos, nada es fácil”, concluyó Zúñiga.
Cuando acabó su último partido como profesional, ante la Universidad San Martín, el club le entregó una camiseta con el número 11 con la firma de todos los jugadores y se instituyó el 25 de agosto como el día de Ysrael Zúñiga.
La despedida fue redonda: anotó un gol, el equipo ganó 3-2 y la ovación de la hinchada en estadio de la Unsa, lo conmovió hasta el llanto.
Ahora, además de la política, viene la etapa de entrenador. Zúñiga trabajará con las divisiones menores. Nunca se alejará del fútbol, nació para el fútbol y seguirá en él.
Comparte esta noticia