Los restos de Faustino Fernández Inga fueron encontrados en una fosa común en el cuartel de Los Cabitos. Las autoridades reconocieron y entregaron sus restos a sus familiares, quienes lo buscaban desde 1984.
Desde hace unos años, la ciudad de Huamanga ve pasar por sus calles féretros blancos. Se trata de los restos de víctimas de la violencia que asoló Ayacucho entre 1980 y 2000 y que finalmente han podido ser reconocidos y entregados a sus familiares. Los restos de Faustino Fernández Inga han sido uno de los últimos.
El hombre de 32 años desapareció la mañana del 4 de julio de 1984 en Ayacucho. Según ha podido determinar la Fiscalía, fue detenido por miembros de las Fuerzas Armadas cuando bebía una gaseosa en el mercado Playa Grau de Huamanga.
Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), Fernández Inga figuraba en la lista de desaparecidos que fue secuestrado por malos miembros de las Fuerzas Armadas y murió en el cuartel Los Cabitos. Luego de varios años sus restos fueron hallados en una fosa clandestina en una zona perteneciente a la base militar.
El caso de Los Cabitos comprende la detención arbitraria, tortura, violencia sexual, desaparición forzada y ejecución extrajudicial de cientos de ciudadanos de Ayacucho por elementos militares.
Las labores de recuperación e identificación de las víctimas del cuartel Los Cabitos comenzaron en 2005 a raíz del informe final de la CVR en el que se señalaba la existencia de un gran cementerio clandestino ubicado en ese lugar.
Según el resultado de la investigación forense la presunta causa de muerte de Faustino Fernández Inga fue por traumatismo craneal, múltiples fracturas de bóveda y base de cráneo y lesiones por impacto de proyectil de arma de fuego. Junto a Faustino, fueron entregados los restos de Isidro Baladilla de la Cruz (24), Cesáreo Cueto Gastelú (33) y Nemesio Lozano Alvarado (30).
Los familiares de Faustino han encontrado cierto alivio al recuperar sus restos, después de una búsqueda de más de 30 años. Según relató la agencia Andina, su abuela Teófila fue una de las personas que más lo buscó y para ello se unió a la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep).
La fundadora de Anfasep, Angélica Mendoza, es otra mujer que buscó a su hijo Arquímedes Ascarza, desaparecido en julio de 1983 en Ayacucho. ‘Mamá Angélica’ murió este año sin poder encontrar jamás su paradero.
Este viernes, el presidente Martín Vizcarra promulgó un decreto legislativo que crea un banco de perfiles genéticos que ayudará en la búsqueda de desaparecidos, durante el conflicto armado interno, cuya cifra se estima en 20,000 personas.
"En memoria de los miles desaparecidos y de sus familiares que incansablemente siguen en su búsqueda firmo este decreto legislativo para, en algo, compensar este sufrimiento", manifestó el presidente.
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