Devotos caminan descalzos o acompañan la procesión en silla de ruedas, pidiendo por un milagro para su vida. Este miércoles, el Cristo Morado realizó su último recorrido procesional.
Entre lágrimas, en sillas de ruedas, con los pies descalzos y al compás de una marinera fieles trujillanos despiden la imagen del Señor de los Milagros en su último recorrido por la ciudad hasta el próximo año.
Devotos vestidos con el hábito morado agradecieron los milagros concedidos y renovaron su fe en las bendiciones que día a día reciben. También pidieron por una mejor calidad de vida, sobre todo los que están postrados en cama por enfermedad o en una silla de ruedas por no poder caminar.
Luisana es una de ellas. Tiene 8 años y con toda la inocencia de sus ojos, pide al Señor de los Milagros poder caminar. Su madre, Ana, cuenta que la niña nació de seis meses y desde esa fecha ha encomendado su vida al Cristo Morado.
Oswaldo Navarrete, tiene 84 años, y le pide al Señor, con lágrimas en los ojos, que le dé salud para poder acompañarlo otro año más.
Rosa Rodríguez camina descalza desde hace cuatro años. Ella asegura que el Señor de los Milagros es bondadoso y pide a los trujillanos a creer más en Él.
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