Virgen de la Puerta: "Yo quiero caminar", el pedido de una devota que llegó a Otuzco en silla de ruedas

"Yo no pido lujos, no pido riqueza, solo pido por mi salud, la salud para mis hijos, mis nietos" señala Violeta García, una mujer en silla de ruedas que le reza a la imagen de la Virgen de la Puerta, en el día central de su festividad.

La mujer viajó desde la ciudad de Chocope, en la provincia de Ascope, hasta la ciudad de Otuzco, por más de 4 horas. Contó a RPP Noticias que padece de trombosis y ciática, por eso dejó de caminar hace tres años.

"A mí me picó el zancudo y me dio como gangrena, pero doy gracias a ella que poco a poco estoy sanando. Donde voy, donde estoy, todos los días le pido a ella", cuenta entre lágrimas. 

La madre de familia cuenta que su fe en la virgen es tan grande  que ahora le pide volver a caminar. "Le pido de todo corazón que me sane y me saque de esta silla de ruedas. Yo quiero caminar y eso es lo que le estoy pidiendo a ella", añade.

Luis Montoya, es otro devoto que pese a su estado logró llegar hasta el santuario donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Puerta. Contó que tras su accidente, donde sobrevivió de milagro, no ha dejado de encomendarse a 'La Mamita'.

"No vengo todos los años pero siempre la tengo en el pecho. Le he pedido por la salud y la felicidad para la familia", cuenta emocionado.

Otra tradición en 'La Capital de la Fe' son las filas que se forman para venerar a la virgen fuera y dentro del templo. Los fieles llevan velas, rosarios, imágenes, y otros objetos para que sean bendecidos.

Allí, a punto de ir al encuentro con la virgen encontramos a Carmen León, que viajó de la provincia de Pataz. En el brazo llevaba cuatro cirios grandes por los que pediría por cada miembro de su familia.

"Voy a pedir por mis hijitos para que Dios les de vida. Para mi hijito que es como el papá para nosotros. La mamita siempre lo acompañe", comentó.

Así como estas, son miles las historias de fe en torno a la imagen de la Virgen de la Puerta de Otuzco. Por agradecimiento, promesa o devoción, están allí todos los años como muestra viva de un fervor religioso que se mantiene en la población.