La tienda de abarrotes “Con la bendición de mi madre”, de propiedad de Héctor Sánchez, se reinventó en medio de la emergencia y ahora usa las redes sociales para vender sus productos y evitar el contagio de la COVID-19.
La tienda de abarrotes “Con la bendición de mi madre” ubicada en el distrito de Monsefú, región Lambayeque, se reinventó en medio de la emergencia. Su dueño, Héctor Sánchez Morales, ideó la propuesta de repartir todos sus productos vía delivery y vender a través de las redes sociales, para proteger a sus clientes y evitar la propagación del nuevo coronavirus.
La oportunidad de Héctor se hizo más notoria, cuando las autoridades decidieron cerrar el mercado municipal, hace más de tres semanas, por la cantidad de vendedores infectados. De inmediato convocó a un grupo de ocho amigos y juntos iniciaron esta ventura de repartos de abarrotes (arroz, azúcar, menestras, fideos, leche, etc.) a domicilio.
“Fuimos los primeros. Nos sometimos a las pruebas rápidas del nuevo coronavirus, y gracias a Dios hemos salido bien y seguimos trabajando. Aplicamos todas las normas de seguridad. Somos 3 personas que están en reparto, 3 que se dedican a empacar, y 1 para tomar pedidos, no hay un monto mínimo de pedido, a todos se les atiende. Pero tenemos en promedio 50 pedidos al día”, expresó.
El negocio empieza muy temprano y antes de ello se inicia un proceso de desinfección a todo el almacén y al equipo que trabaja allí. Todos los pedidos llegan en mensajes, audios, y vídeos, a través de WhatsApp. Y se utiliza una mototaxi para el reparto local y un automóvil si los pedidos vienen desde Chiclayo, Lambayeque, Pimentel y Santa Rosa.
“Llevamos el alimento a un precio justo y por supuesto siguiendo todos los protocolos de seguridad. Tenemos dos distribuidoras. Así evitamos que la gente se exponga a ser contagiado, cuando hace colas en las tiendas o el mercado. Abastezco a clientes de Chiclayo, que tienen sus bodegas”, agregó.
Y para motivar a todos los clientes, se premia a los compradores con el regalo de un producto por cada compra.
Aunque también ha tenido que lidiar con otros negocios que han acaparado productos y proveedores que ponen condiciones para abastecer su negocio.
“El día más bajo hemos tenido 15 pedidos, pero todos los días repartimos el producto. La pandemia nos ha obligado a implementar esta manera de llegar a nuestros clientes”, añadió.
En tiempos de Pandemia el negocio de Héctor se ha reinventado y espera que muchos puedan seguir su ejemplo, para convertir este problema en oportunidad.
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