Vizcarra reaviva el enfrentamiento con el Congreso. Los ataques contra las empresas encuestadoras hacen temer que algunos congresistas fujimoristas no aprenden de sus errores.
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Veinticuatro horas después de su diálogo “cordial y constructivo” con Pedro Olaechea, el presidente Vizcarra intensificó sus críticas al Congreso. Vizcarra lamentó que en vez de legislar y promover una agenda de desarrollo, el Congreso, bajo el impulso de la bancada fujimorista y sus aliados, se dedique a “intimidar y tratar de dañar el trabajo del Ejecutivo”. Vizcarra sostuvo que la oposición no entiende que más que al Ejecutivo, su actitud daña al Perú y por eso concluyó que su propuesta de elecciones adelantadas corresponde a lo que el país necesita. Para fundamentar sus críticas, Vizcarra utilizó cuatro argumentos: 1) Cinco ministros han sido convocados durante las últimas horas: los de Justicia, Economía, Salud, Minas y el Primer Ministro. 2) La mayoría parlamentaria lanza una investigación a la SUNEDU, en momentos en que la educación superior mejora y que se afectan intereses oscuros de universidades de mala calidad que son utilizadas para financiar fuerzas políticas. 3) Después de una fracasada ley sobre la prensa, se pretende ahora investigar a las empresas encuestadoras. La fundamentación la hizo Héctor Becerril, quien sugirió que las encuestas usan metodologías sesgadas que manipulan la opinión pública. 4) Finalmente, el presidente consideró que el “colmo” fue la voluntad de investigar ya no el contenido de su propuesta de reforma constitucional, sino la manera como fue elaborado el discurso del 28 de julio. En efecto, algunos congresistas pusieron en duda que el discurso hubiera sido aprobado por el Consejo de Ministros, tal como lo establece la constitución. El Jefe de Estado afirmó que se debe escuchar la indignación del pueblo y adelantó que esa indignación se expresará en la marcha ciudadana convocada esta tarde en la capital.
El Plan de Competitividad
Sus críticas políticas fueron acompañadas por un énfasis relativamente nuevo en una agenda orientada a la producción, que se plasma en el Plan de Competitividad, así como en el plan nacional de Infraestructura que prevé 52 proyectos por un monto de 99,000 millones de soles. En contraste con esa agenda y con el trabajo del Ejecutivo, Vizcarra denunció que el Congreso no ha aprobado ninguna ley desde el comienzo de la actual legislatura. En suma, si el encuentro con Olaechea permitió desbrozar el camino a una salida de la crisis, la reacción del presidente a las últimas decisiones en el Congreso hace temer que nos hallemos ante un entrampamiento que se agrava.
En Chile
En el plano internacional, nos llegan noticias de Chile que dan una idea diferente de la unidad de la clase política y del respeto a la continuidad del Estado, pese a las diferencias y las alternancias. El presidente Sebastián Piñera respondió de manera contundente a las críticas contra su predecesora, Michelle Bachelet, formuladas por el presidente brasileño Jair Bolsonaro. Para desacreditar a Bachelet, Bolsonaro creyó oportuno elogiar al dictador Pinochet, atribuyéndole haber evitado que Chile se convirtiera en otra Cuba, tal como deseaba entre otros el general Alberto Bachelet, padre de la expresidenta, torturado hasta la muerte por sus compañeros de armas. Piñera, que había cultivado una buena relación política con su homólogo brasileño, rechazó de plano sus declaraciones y las consideró particularmente fuera de lugar por referirse sin respeto a las trágicas condiciones en que murió el padre de “una expresidenta de Chile”. Piñera ha criticado a su predecesora, pero se ha cuidado de no justificar el régimen dictatorial de Pinochet, contra el que votó en el referendo de 1988. Bolsonaro ha elogiado también la dictadura de veinte años que gobernó su país hasta 1985, pero parece no haber comprendido que más le vale no meterse en los asuntos internos de un país soberano.
Las cosas como son
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