Comenzamos una semana en la que todos los actores políticos tendrán que mostrar sus cartas. El espectro de posibilidades oscila entre la aprobación de la propuesta presidencial y su vacancia.
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Entramos a una semana cuyo desarrollo político tendrá consecuencias profundas y duraderas en nuestro país. Los protagonistas directos del diálogo que se anuncia y sus respectivos entornos serán responsables de los resultados que se obtengan: una salida del entrampamiento político o la intensificación del enfrentamiento entre el Ejecutivo y la coalición mayoritaria en el parlamento, es decir el fujimorismo y sus aliados. El núcleo del enfrentamiento radica en la propuesta de reforma constitucional planteada por el presidente al Congreso: reducir los actuales mandatos políticos a cuatro años y la consiguiente convocatoria a elecciones generales un año antes de lo previsto. La mayoría de los juristas se ha expresado, unos a favor y otros en contra.
Los especialistas no están de acuerdo ni en la interpretación de los textos, ni en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ni en el precedente del adelanto aprobado por el Congreso en el año 2000, el mismo que permitió en cinco meses las elecciones del 2001. Ha llegado la hora de las decisiones políticas, es decir de la respuesta del Congreso y de las reacciones que adopte el Ejecutivo ante ellas. La comisión de Constitución primero y el Pleno después están llamados a pronunciarse formalmente ante una propuesta que nadie cree ideal, pero que el Presidente considera la salida menos mala a una crisis que dificulta la lucha contra la corrupción, perjudica a la economía y erosiona la confianza en nuestras instituciones.
El tema es tanto más grave que algunos congresistas proponen desde ya que la comisión de Constitución archive la propuesta presidencial y proceda a formular una moción de vacancia contra el presidente Vizcarra, tal como se intentó en dos oportunidades contra el ex presidente Pedro Pablo Kuzcynski. Los partidarios de ese objetivo han hallado nuevos argumentos en lo actuado por el ex ministro Vizcarra en el caso Chinchero.
El preludio del enfrentamiento tendrá lugar hoy a las cuatro de la tarde, cuando se lleve a cabo la sesión de interpelación del ministro de Justicia Vicente Zeballos por su eventual responsabilidad en la liberación de un peligroso delincuente, alias Goro, que entretanto fue recapturado e internado en una prisión de alta seguridad.
Lo que suceda en el Congreso podrá depender de la reunión que sostengan el presidente Vizcarra y Pedro Olaechea. Vizcarra ha reiterado que no cederá sobre el adelanto de elecciones. Veremos si Olaechea y quienes lo respaldan hallan un camino que evite lo peor. En caso contrario, todos perderemos.
Basta pensar en la mala evolución de las cifras económicas, en los conflictos sociales, en las dificultades del caso Lava Jato y en las revelaciones recientes de complicidad de funcionarios con bandas de narcotraficantes y de tratantes, para reafirmar nuestra exigencia esencial: que los políticos den muestras reales y no solo retóricas de que su prioridad es el Perú.
Un consuelo en los momentos de desánimo nos llega de la impecable realización de los Juegos Parapanamericanos. Bajo el lema de “Jugamos todos”, 1800 deportistas con “habilidades diferentes” nos han dado un ejemplo extraordinario de la capacidad humana de sobreponerse a las dificultades. El deporte es lo mejor que hemos inventado para dar expresión ritual a nuestra tendencia natural a competir, en particular corporalmente. Su organización desde el siglo XIX nos ha hecho someter las pasiones nacionales o particulares a reglas claras y autoridades imparciales. Lima 2019 constituye un hito en la historia de la inclusión de todos en las prácticas deportivas. Esa voluntad de inclusión fue el hilo conductor de la ceremonia de clausura, uno de cuyos momentos más intensos fue la marinera bailada por una pareja, en la que el varón lo hacía sentado en una silla de ruedas.
Las cosas como son
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