El Congreso se mostró anoche incapaz de aprobar una ley para prohibir que los condenados por crímenes graves puedan postular a cargos electivos, incluyendo a la Presidencia de la República.
El Congreso se mostró anoche incapaz de aprobar una ley para prohibir que los condenados por crímenes graves puedan postular a cargos electivos, incluyendo a la Presidencia de la República.
La responsabilidad principal recae en la presidenta de la Comisión de Constitución, la fujimorista Marta Moyano. El proyecto existía desde hace meses, pero la congresista Moyano esperó hasta la antevíspera del fin de la legislatura para llevarlo al Pleno, donde fue objeto de un debate acalorado y de manifestaciones evidentes de hipocresía.
Quien salió ganando con la sesión de anoche es el crimen organizado, cuyos agentes podrán seguir tratando de contar con bancadas y evitar las leyes que se opongan a sus designios. De ahí que el congresista Alejandro Muñante haya considerado que lo visto en el Congreso fue una “pantomima”, es decir una forma de actuación teatral en la que los actores ni siquiera hablan.
Algunos analistas consideran que la gran mayoría que rechazó el texto sustitutorio jugó al juego de “no te metas con mi criminal”. Es cierto que varios partidos tienen dirigentes condenados que, si se aprobase la ley, no podrían postular: Alberto Fujimori por homicidio y casos de corrupción, los seguidores de Pedro Castillo, Antauro Humala, naturalmente, Vladimir Cerrón por corrupción, así como dirigentes del APRA y de Podemos.
Lo seguro es que como la legislatura termina el sábado 15, el texto, que implica una reforma constitucional, no podría tener vigencia para las próximas elecciones.
Este comportamiento irresponsable no impide que algunos congresistas se digan indignados ante el comunicado del Ministerio Público y por ahora callen sobre lo afirmado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
Cada vez nos alejamos más de la exigencia democrática. Y cada vez la política parece más dominada por la búsqueda de impunidad y la complicidad con economías criminales.
Las cosas como son
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