Las dificultades y las ilusiones de todos los peruanos serán discutidas bajo un clima muy diferente al que predomina en la capital, una de las zonas más estrechas y en consecuencia con peor clima de toda la costa.
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El Congreso sesiona hoy en Cajamarca, en lo que se ha dado en llamar un Pleno Descentralizado. Las dificultades y las ilusiones de todos los peruanos serán discutidas bajo un clima muy diferente al que predomina en la capital, una de las zonas más estrechas y en consecuencia con peor clima de toda la costa. Los peruanos sabemos lo que nuestra República debe a los cajamarquinos: desde el héroe del Dos de Mayo, José Gálvez y el fundador del indigenismo en la pintura, José Sabogal, hasta el exalcalde de Lima Alfonso Barrantes y el arqueólogo Walter Alva.
La presencia aleatoria de Atahualpa en Cajamarca convirtió a esa ciudad en el escenario del drama más emblemático de la conquista española: la captura y ejecución del Inca, después de haber llenado de oro el cuarto del rescate y de haber adherido al cristianismo. La ejecución fue tan injustificable que el propio rey Carlos V la reprobó. Desde las 9 de la mañana veremos si los 130 congresistas que nos representan son capaces, por lo memos un día, de dejar de lado sus inquinas para adoptar decisiones que respondan al bienestar de la población: la elección de jueces constitucionales, la adopción de nuevas reglas electorales, el respaldo a las ollas comunes, el Instituto nacional del café.
Es normal que se aborden también temas propios de Cajamarca, como la creación de una zona franca, que le corresponde por ser región de frontera. Nadie que haya visitado el valle de Cajamarca puede dudar de la fecundidad de una región que sin embargo actualmente figura entre las más pobres de nuestro país. No vamos a resolver hoy sus problemas, pero quizás los congresistas sean capaces de mostrar a los cajamarquinos que están a la altura de su esperanza.
Las cosas como son
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