Las campañas electorales en tiempo de video-política conducen a los candidatos y candidatas a competir muchas veces hasta ‘sacarse los ojos’. Con el fin de llegar a la cordialidad de crea en el 2005 el Pacto Ético Electoral.
El director de la Escuela de Gobierno PUCP, Carlos Alza, señala que durante la década de 1990 existió la desleal competencia electoral entre los candidatos de oposición. Frente a eso, y en búsqueda de proteger a la ciudadanía de las agresiones de campaña, el Jurado Nacional de Elecciones, en el 2005, convocó a los partidos políticos a suscribirse al Pacto Ético Electoral.
Hace unos días la edición 2016 del Pacto Ético se llevó a cabo. Para Alza, se logró convocar a la mayor parte de los partidos y alianzas electorales en carrera. “Sin embargo, se sintió la ausencia de la mayor parte de los candidatos presidenciales, lo que nos sugiere la falta de compromiso con los acuerdos del Pacto y la falta de voluntad política para el cumplimiento de elecciones limpias”, comentó.
Así mismo, el académico rescata un segundo aspecto que vale la pena comentar: el enfoque sobre el uso de las redes sociales. Se busca que esta sirva de plataforma para presentar propuestas de trabajo. También se insta a no usar las redes para introducir material electoral difamatorio en contra de los demás candidatos.
Enfoque de género
“Por último, el avance más resaltante del Pacto Ético es que los firmantes se comprometan a ‘incorporar un enfoque de género y orientación sexual’. Esto se traduce en políticas públicas con una visión de equidad de género que proteja de conductas sospechosas a la diversidad de nuestra población”, comentó el director de la Escuela de Gobierno PUCP.
Carlos Alza resalta que este es el avance más grande en materia de libertades civiles que se ha mencionado nunca en las ediciones previas del Pacto.
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