Javier Reátegui señaló que un narcoestado es un país o territorio que actúa como “Paraíso Fiscal” y no ejerce fiscalización en el ingreso de dinero procedente del narcotráfico.
El Perú no está camino a convertirse en un “narcoestado”, afirmó el parlamentario andino Javier Reátegui, al considerar que los grandes negocios vinculados a las drogas se dan en los “paraísos fiscales”. “Somos muy pequeños en este negocio, donde el 90% de las ganancias se quedan en los países consumidores (los del Norte), no en los productores como el nuestro (los del Sur)”.
No somos narcoestado. Esta afirmación la hizo en la conferencia “Nueva Visión para Enfrentar con Éxito el Tráfico Ilegal de Drogas”, realizada en el Poder Judicial. Allí sostuvo que un “narcoestado” es un país o territorio que actúa como “Paraíso Fiscal” y no ejerce ningún control ni fiscalización en el ingreso de ingentes cantidades de dinero que proceden del “sucio negocio del narcotráfico”, entre los cuales se encuentran las Islas Caimán, Islas Vírgenes, Antigua y Barbuda, Jamaica, Belice, Granada,entre otros.
Política represiva no da resultados. Manifestó también que la política represiva en la lucha contra el tráfico ilegal de drogas en los países productores no genera resultados. “La estrategia de lucha contra las drogas debe cambiar radicalmente de un enfoque represivo sobre la oferta hacia un nuevo modelo integrador que impulse el desarrollo humano, la promoción productiva, la competitividad y el cuidado del medio ambiente”.
Política educativa. En esta perspectiva, Reátegui expresó que la lucha contra la demanda tiene que ser asumida por los países consumidores, fomentando una “Educación al No Consumo” como política de Estado, que promueva valores y principios entre las nuevas generaciones, de manera que no haya incentivos para caer en el consumo.
Comunidad Andina. Aseguró que un buen ejemplo de ello son los “Parlamentos Andinos Juveniles y Universitarios”, un modelo de generación del nuevo pensamiento político y de liderazgo. “Los países de la Comunidad Andina promovemos un nuevo espíritu entre las nuevas generaciones para que se conviertan en agentes de cambio, que es lo que necesitamos para luchar de manera efectiva contra el negocio ilícito de las drogas”, concluyó.
Comparte esta noticia