En medio del tenso clima político, Martín Vizcarra mostró una actitud conciliadora y sostuvo que sin perder “el objetivo” se pueden introducir modificaciones a los proyectos presentados por el gobierno para reformar el sistema judicial y llevar a cabo una reforma política.
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El presidente de la República participó la mañana del martes en la sesión 125 del Acuerdo Nacional y en la tarde en el III Foro Empresarial “Diálogo para el desarrollo”. En ambos eventos, Martín Vizcarra expresó una actitud conciliadora y sostuvo que sin perder “el objetivo de la reforma” se pueden introducir modificaciones a los proyectos presentados por el gobierno para reformar el sistema judicial y llevar a cabo una reforma política.
Utilizando una metáfora de artesanos, el presidente dijo que se podían “pulir las aristas que causen desencuentros” entre las propuestas del gobierno y las objeciones de la bancada fujimorista. Sin embargo, se pronunció contra los reparos a su voluntad de fijar plazos para hacer las reformas, insistiendo en la urgencia de las mismas porque “dejarlas para dentro uno o dos años sería perder una oportunidad para mejorar el país”.
Ausencias, pedidos y revelaciones
El presidente del Congreso no asistió a la sesión del Acuerdo Nacional y se hizo representar por la tercera vicepresidenta, Yeni Vilcatoma. Tampoco estuvo presente el Fiscal de la Nación, que no había sido invitado. El que sí asistió fue el presidente del Poder Judicial, Víctor Prado, que propuso que durante 90 días se entreguen poderes excepcionales a la Sala Plena para remover a jueces implicados en la corrupción evidenciada en los llamados “audios de la vergüenza”.
La corrupción es también el caso Lava Jato, que ayer entró a un nueva etapa con el anuncio de que la empresa Odebrecht ha presentado pruebas documentales de los pagos que habrían sido hechos al expresidente Ollanta Humala, algunos de ellos cuando ya ejercía la presidencia. Humala considera que esa información carece de pruebas y se usa como “psicosocial para distraer”.
Prender otros motores
La incapacidad de alcanzar consensos y las altas tasas de corrupción también son tema de una entrevista concedida al diario El País por el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina, CAF, Luis Carranza. El economista peruano cita ejemplos como el de Panamá que, enfrenta “los mismos problemas de institucionalidad y corrupción que el resto de la región, pero al menos alinea sus políticas con una visión de largo plazo”. Carranza lamenta que el crecimiento se haya ido “apagando lentamente y no hayamos sido capaces de prender otros motores”.
Para el jefe de la CAF la clave del desarrollo de nuestra región está en el aumento de la productividad y cita como ejemplo la moderna agricultura de exportación en el Perú: solo 183 mil hectáreas están dedicadas a productos agrícolas de exportación, mientras que cuatro millones siguen dedicadas a cultivos de baja rentabilidad. Carranza afirma que, tal como sucede con Australia o Noruega, vamos a seguir dependiendo de las materias primas, pero como esos países desarrollados debemos desarrollar “una potente industria de proveedores alrededor de las materias primas”.
El millón de millones de Amazon
Mientras que los países latinoamericanos se esfuerzan en mantener su calidad de emergentes, una segunda empresa estadounidense ha superado el valor de mercado de un millón de millones de dólares, es decir cinco veces más que el PBI del Perú. Amazon comenzó en 1994 como agente de comercio electrónico, pero el valor de sus acciones se ha duplicado por su especialización en el almacenamiento de datos en la nube digital y el análisis de datos para definir de manera matemática las oportunidades del mercado.
Sin embargo, Amazon no solo vive en las nubes de los algoritmos, como lo prueba la compra de uno de los diarios más emblemáticos de Estados Unidos, el Washington Post. Sin duda el presidente de Amazon Jeff Bezos sabía muy bien que esa compra le iba a atraer cólera y amenazas de parte del principal enemigo de la prensa crítica en EE.UU., el presidente Donald Trump.
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