La policía Regional de York ha recibido los primeros casos de robo de autos bajo la modalidad de rastreo mediante los AirTags de Apple.
No es tecnología, sino lo que haces con ella. La delincuencia “tradicional” ha encontrado en las herramientas de Apple una modalidad sencilla para el rastreo y robo sistemático de vehículos. De acuerdo con reportes, los delincuentes están colocando AirTags en autos caros para seguirlos y robarlos.
La Policía Regional de York viene reportando estos casos desde setiembre de 2021, y ya suman cinco denuncias en proceso de investigación para identificar a la red de ladrones que esconde las etiquetas de Apple para poder identificar el lugar en donde el vehículo es estacionado. Estos Airtags son colocados en estacionamientos de supermercados o centros comerciales, mientras los propietarios están lejos.
“Una vez dentro, un dispositivo electrónico, que los mecánicos suelen utilizar para reprogramar la configuración de fábrica, se conecta al puerto de diagnóstico a bordo debajo del tablero y programa el vehículo para que acepte una llave que los ladrones trajeron consigo. Una vez que se programe la nueva llave, el vehículo arrancará y los ladrones se lo llevarán”, explicó un comunicado de prensa de la Policía Regional de York.
Apple y AirTags: Robo inteligente
Desde su lanzamiento, los AirTags destacaron por su capacidad de seguimiento y monitoreo de nuestras pertenencias. Sin embargo, la empresa tuvo que aclarar que no era recomendable el uso de esta herramienta en niños y mascotas, pues no son “objetos”. Con el tiempo, la compañía tuvo que actualizar condiciones de uso, debido a casos reportados de personas seguidas mediante un AirTag escondido en la mochila.
Para evitar que los propietarios de AirTag usen el rastreador en otros de manera intencional, Apple añadió medidas para obstaculizar a quienes lo intentan. Si el automóvil tiene un AirTag escondido en algún lugar por un ladrón y tienes un iPhone, puedes detectarlo desde la app. Incluso si no tienes un iPhone, el rastreador comenzará a emitir un sonido de alarma en algún momento entre ocho y 24 horas después de mudarse de la vecindad del propietario.
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