El nuevo modelo del geoide ilustra que hay importantes diferencias en la gravedad en diversos puntos del planeta.
El satélite GOCE de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha logrado obtener el modelo más preciso visto hasta ahora del campo gravitatorio de la Tierra, que se parece más a una patata que a una esfera con los polos aplanados.
Así lo dijeron expertos en observación de la Tierra reunidos en la Universidad Politécnica de Múnich (sur de Alemania) para presentar los primeros resultados del satélite europeo GOCE (acrónimo en inglés de Explorador de la Circulación Oceánica y de la Gravedad).
El satélite de la ESA ha tomado en dos años todas las medidas necesarias para trazar la superficie del geoide de referencia de la Tierra.
El geoide, que es la forma que tendría un océano imaginario que cubriese todo el planeta sin tener en cuenta corrientes o mareas, es una superficie de referencia fundamental para medir con precisión la circulación oceánica, los cambios del nivel del mar o la dinámica del hielo.
Estos tres fenómenos están afectados por el cambio climático, al que se pueden aplicar los resultados obtenidos por el satélite.
El nuevo modelo del geoide ilustra que hay importantes diferencias en la gravedad en diversos puntos del planeta.
El punto de menor gravedad de la Tierra se sitúa en el Sur de India.
La región de América del Norte tiene un campo gravitatorio bajo, lo que en la nueva imagen del geoide distribuida por la ESA se representa con el color azul.
Sin embargo, el color amarillo representa las zonas de mayor gravedad, por ejemplo la región de España y parte del norte de Europa.
La parte occidental de América del Sur, la región correspondiente a la cordillera de los Andes, y Australia también tienen una gravedad alta.
Los datos también muestran cómo se mueven los océanos y cómo se distribuye el calor del Sol por el planeta.
Los científicos han descubierto también con el satélite GOCE que las corrientes del Atlántico Norte tienen una importancia crucial en regular el clima de la Tierra y que las corrientes de la superficie de los océanos pueden dispersar polución a grandes distancias.
Según destacaron los científicos, es prácticamente seguro que el terremoto de 9 grados en la escala de Richter que sacudió a Japón el pasado 11 de marzo ha modificado la forma de los océanos debido a su fuerte intensidad.
Roland Pail, experto de la Universidad Politécnica de Múnich, dio por seguro que el terremoto de Japón ha influido en la forma de la Tierra ya que fue "un movimiento masivo". EFE
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