´No me doy cuenta de no tener corazón, porque funciono normalmente, aunque no siento el pulso´, comentó el bombero checo Jakub Halik.
Vive sin corazón desde hace cinco meses, conectado a dos bombas sin válvulas cardiacas, pero apenas se da cuenta de ello, concentrado en seguir su recuperación y a la espera de un trasplante que le permita volver a tener una vida normal.
"No me doy cuenta de no tener corazón, porque funciono normalmente, aunque no siento el pulso", se sinceró hoy en su primera rueda de prensa Jakub Halik, el bombero checo de 37 años que se ha convertido en la primera persona en sobrevivir a una operación de este tipo.
Halik pasó hoy oficialmente a lista de espera para un trasplante, después de un largo proceso que ha durado 148 días y que ha sido "duro física y psíquicamente".
"Ahora me siento muy bien", explicó desde el Instituto de Medicina Clínica y Experimental de Praga (IKEM), donde hace cinco meses se le extirpó el corazón, afectado por un tumor maligno.
"Es un alivio. No hacía más que esperar los resultados del test, que debían mostrar si el tumor que tenía en el corazón no produjo metástasis. Ahora veo que todos los análisis están bien y me espera el siguiente paso en la recuperación", añadió Halik.
Esa posibilidad de metástasis frenaba el trasplante, pues está contraindicado cuando existe un tumor maligno, porque "los medicamentos para aceptar el órgano extraño apoyan el proceso tumoral de las células", explicó el cardiólogo que le operó, Jan Pirk.
Pero no queda rastro del sarcoma espinocelular que le destrozaba el corazón y que obligó a extirpar casi todo el órgano el 3 de abril pasado en IKEM.
Halik es el primer hombre del mundo que ha sobrevivido a esta intervención, que ya se intentó en Houston (EEUU), y que consiste en instalar dos bombas Heartmate II para realizar el bombeo de la sangre a todo el cuerpo, por un lado, y a los pulmones, por otro.
"Mi familia ha sido mi mayor apoyo", se sinceró también Halik, que pudo dar pasos por sí mismo hasta su asiento en el estrado, pero que llegó a la sala en silla de ruedas.
Ahora tendrá que esperar unos ochos meses para la operación de trasplante, lo que no parece producirle muchos quebraderos de cabeza: "Me han cuidado estupendamente y el personal aquí es muy agradable. No me parece haber estado tantos días en el hospital", reconoció.
EFE
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