En febrero de 2020, importantes empresas de tecnología y el Vaticano firmaron un acuerdo llamado “El llamado de Roma por la Ética en IA” para que las nuevas tecnologías no superen los intereses de la humanidad.
Resulta curioso el nexo entre religión y tecnología en medio de un proceso de pandemia que hace aflorar la sensibilidad humana. Tras el acuerdo “Rome Call for AI Ethics” firmado por IBM, Microsoft y el Vaticano en febrero, el Papa Francisco ha dedicado las intenciones de noviembre a la reflexión sobre el rol de la Inteligencia Artificial y su servicio a la humanidad.
En las intenciones mensuales que el Sumo Pontífice dedica, se establece noviembre como el mes en donde los algoritmos de Machine Learning deben estar condicionados al servicio de la raza humana:
“Oramos para que el progreso de la robótica y la inteligencia artificial siempre sirva a la humanidad”.
La visión episcopal sobre el rol de la IA establece seis principios claves: Transparencia en cómo funcionan, inclusión para el beneficio de todos, responsabilidad en su aplicación, imparcialidad en su ejecución, confiabilidad en su implementación y seguridad para el resguardo de la privacidad.
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