Starlink está "universalizado" en yacimientos ilegales, refieren las autoridades de Brasil.
El magnate Elon Musk ha conquistado en tiempo récord el mercado de internet por satélite en la Amazonía brasileña con su red Starlink, cada vez más popular entre la población de la mayor selva tropical del mundo, incluidos los buscadores de oro clandestinos.
La Agencia Nacional de Telecomunicaciones de Brasil (Anatel) autorizó las operaciones del sistema de SpaceX en enero de 2022 y en dos años se ha hecho con un 44.4 % de cuota de mercado en la Amazonía, por delante de Hughes (31.4 %).
La región amazónica representa un tercio de todos los usuarios de Starlink en Brasil (36,950 de 114,925 hasta octubre pasado), un país donde hasta la propia Marina se ha rendido a la banda ancha del que es uno de los hombres más ricos del mundo.
Su puesta en marcha fue exprés. En noviembre de 2021, el dueño de Tesla y X recibió en Austin (Texas, Estados Unidos) al entonces ministro de Comunicaciones del Gobierno de Jair Bolsonaro, Fábio Faria.
En enero de 2022 recibió el aval de Anatel y en mayo de ese año Musk viajó hasta un hotel de lujo de São Paulo para reunirse con Bolsonaro, por aquella época en el poder.
El excéntrico multimillonario dijo entonces que su red satelital serviría para conectar miles escuelas en áreas rurales y "monitorear" la deforestación.
Lamentablemente la minería ilegal también se beneficia
Pero Starlink también se ha ganado las simpatías de los buscadores de oro clandestinos. Cada vez es más común el decomiso de las antenas blancas de Starlink en operaciones contra la minería ilegal.
Fuentes del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) indicaron a EFE que han confiscado alrededor de 30 antenas Starlink en lo que va de año.
En un reciente operativo en el Vale do Javari, la región con más mayor presencia de indígenas no contactados del mundo, aprehendieron una docena en diferentes dragas que extraían oro sobre los ríos Jandiatuba, Boia, Jutaí, Igarapé Preto e Igarapé do Mutum.
Este mes, Ibama confiscó otra en el ala de una avioneta en la tierra indígena de los yanomamis, que en los últimos años han sufrido casos mortales de desnutrición, causados por la contaminación de los ríos debido a la intensa actividad minera.
"En la reserva Yanomami, prácticamente todos los yacimientos mineros ilegales tienen Starlink, es algo que ya está universalizado", afirma a EFE Hugo Loss, coordinador de fiscalización de flora del Ibama.
Para los mineros clandestinos, "no es una tecnología cara, es hasta barata y de grandísima utilidad", expone Loss.
Este año, SpaceX llegó a ofertar el equipamiento por 1,000 reales (unos 205 dólares) con una mensualidad por la conexión de 184 reales (unos 40 dólares al cambio de hoy), sin contar los gastos de envío.
Starlink como herramienta para el mal
La red de Musk ayuda a las facciones criminales en varios frentes. Por un lado, les sirve para organizar de forma más eficiente la cadena logística, al permitirles solicitar suministros, ya sea comida o combustible, desde cualquier lugar por remoto que sea.
Y por otro, les ayuda a dar la voz de alarma cuando hay una acción policial en curso.
Consecuencia: "La eficiencia de la fiscalización ha caído mucho con Starlink", sentencia Loss.
Ahora, en el momento que empieza una operación, un sinfín de material audiovisual circula en minutos por grupos de mensajería de los buscadores de oro, que aprovechan para poner pies en polvorosa.
Antes, se comunicaban por radio de larga distancia, más fácil de interceptar, y después llegaron los primeros equipamientos de conexión satelital, pero estos eran fijos. Starlink les permite moverse.
Loss sostiene que un mayor acceso a los datos de la persona registrada con cada antena podría ayudarles a combatir esta lacra en la Amazonía.
Pero "el control de tales informaciones lo ejerce la propia empresa" y el acceso de las autoridades a esos datos "debe darse por los medios definidos en la ley", según explicaron a EFE fuentes de Anatel.
En este sentido, la Anatel se puso a disposición para colaborar con la Policía en el sentido de "cohibir el uso de equipamientos de comunicación en una determinada circunstancia".
Lo que es seguro es que SpaceX podrá seguir operando sus satélites en Brasil hasta 2027, con posibilidad de prórroga.
EFE
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