La estadounidense cayó 6-2 y 6-3 ante Naomi Osaka. En el segundo set fue penalizada tras llamar "ladrón" y "mentiroso" al juez de silla.
La exnúmero uno del mundo y considerada por muchos como la mejor tenista de todos los tiempos, Serena Williams, buscaba este sábado hacer historia en la final del Abierto de EE.UU. frente a la japonesa Naomi Osaka y, sin embargo, dio la imagen más lamentable de su carrera al perder el control.
Pérdida de control que le costó el partido ante la joven japonesa de 20 años, que tiene a Williams como su "ídolo" desde que comenzó a jugar al tenis y a la que derrotó por 6-2 y 6-4, en una hora y 19 minutos.
La sanción de un punto con la que fue castigada Serena Williams en la recta final del segundo set fue el desencadenante de una reacción completamente antideportiva de la exnúmero uno ante el juez de silla Carlos Ramos, convertido en villano y chivo expiatorio del pobre nivel de juego que ofreció la seis veces campeona del Abierto estadounidense ante una rival que fue siempre superior.
Serena Williams no tuvo ningún tipo de respeto por la autoridad de Ramos, que actuó con total apego al reglamento. "No quiero ser grosera, no quiero interrumpir su celebración. Ella (Osaka) jugó bien. Este es su primer Grand Slam", declaró la tenista, que trataba de calmar al público que estaba tan descontrolado como ella misma.
Insultos
Las protestas de Williams diciéndole a Ramos: "No hago trampa para ganar, prefiero perder", no hicieron cambiar de opinión al juez de silla. La tenista estadounidense pidió a Ramos una disculpa pública, e incluso le amenazó con que "nunca más" le permitirá arbitrar un partido suyo.
"Nunca, nunca estarás en otro partido mío mientras vivas", amenazó Williams. "Tú eres el mentiroso. ¿Cuándo me ofrecerás disculpa? Di que lo sientes. Entonces no me hables ¿Cómo te atreves a insinuar que estaba haciendo trampa? ... Eres un ladrón, también", manifestó.
(Con información de EFE)
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