El personaje de Patty, interpretado por Ana Lilian de la Macorra, no volvió a aparecer en “El Chavo del 8” pese al enorme éxito del programa. ¿Por qué se alejó la actriz de este papel? A continuación te lo contamos.
Era una niña ingenua, algo creída y se robaba los suspiros de los niños de la vecindad. Patty, la jovencita que tuvo apariciones recurrentes en “El Chavo del 8”, fue interpretada por tres actrices distintas a lo largo de toda la serie creada por Roberto Gómez Bolaño.
Su primera participación, a cargo de Patty Juárez en 1972, fue en el episodio en que la tía Gloria se muda al departamento que está junto a la escalera de la vecindad. Sin embargo, Juárez no continuó en el papel y la reemplazó Rosita Bouchot, en 1975.
Hasta que, entre 1978 y 1979, Ana Lilian de la Macorra se hizo cargo de encarnar a Patty durante 25 episodios. De allí que sea considerada como la Patty más emblemática del programa de Chespirito.
Pese a que la idea original era que la niña bonita de la vecindad se quedara solo tres capítulos, su presencia terminó prolongándose en la escuela del Profesor Jirafales y fue incluida en canciones como “Eso, eso, eso”, “El Día de San Valentín” y “Cri Cri”.
¿POR QUÉ ABANDONÓ EL PROGRAMA?
El último episodio donde apareció el personaje Patricia Jiménez —el nombre original de Patty, según “El diario del Chavo del 8”, libro escrito Roberto Gómez Bolaño— fue “Soñando en el restaurante”.
Culminado ese capítulo, Ana Lilian de la Macorra, que por esos años estudiaba Psicología y se desempeñaba como asistente de producción y editora de contenidos de Televisa, decidió no volver a integrar el elenco de “El Chavo del 8”.
No le faltaron las ofertas de los gerentes de Televisa. Y, aun así, desistió. “No era mi rollo, mi corazoncito no quería… Nunca me atrajo ir por esa vía. Pues siempre dije: ‘no, gracias’”, contó durante una entrevista en el 2012.
Después de todo, De la Macorra quería enfocarse en su carrera. Hacia esa meta apuntó y terminó por dedicarse a la psicología por completo, llegando a realizar una maestría en psicoterapia. “Ver el brillo en los ojos de la gente y poder verme reflejada en ellos, es un placer”, puntualizó.
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