La administración Trump es criticada por su lenta reacción frente a una crisis sanitaria evitable en Estados Unidos.
Estados Unidos enfrenta su mayor brote de sarampión en más de dos décadas, con más de 700 casos confirmados en 24 estados. La respuesta del gobierno federal, liderada por el presidente Trump, ha sido cuestionada por su falta de claridad, acciones tardías y contradicciones en torno a la vacunación.
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Un giro inesperado en el liderazgo de salud
El Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., conocido por su postura escéptica sobre las vacunas, sorprendió al pedir públicamente a la población que se vacune contra el sarampión. Este giro ocurre en medio de un escenario de desinformación creciente, donde comunidades enteras han desarrollado desconfianza hacia el sistema médico.
Especialistas de los CDC advierten que el retraso en tomar medidas ha permitido que el virus se propague con facilidad, especialmente entre niños no vacunados. Mientras tanto, organizaciones médicas piden campañas nacionales de concientización para evitar que la situación escale a niveles epidémicos. La politización de la salud pública vuelve a estar en el centro del debate nacional.
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