El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos informó que esto podría afectar gravemente a artistas emergentes y economías musicales locales.
El aumento de las tarifas de visa para músicos internacionales que desean hacer giras en Estados Unidos ha generado preocupación en la industria musical. Y es que desde el 1 de abril, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (Uscis, siglas en inglés) ha venido incrementando las tarifas de solicitud de visas para artistas extranjeros en un 250%.
Antes de esta fecha, los músicos pagaban U$D 460 por solicitud; ahora, los costos varían entre U$D 1 615 y U$D 1 655. Este aumento podría tener efectos devastadores en los artistas emergentes y en las economías musicales locales de Estados Unidos.
Reto para artistas
Los nuevos costos representan una carga significativa para las bandas y grupos de ensamble, que deben pagar por cada intérprete. Por ejemplo, una banda de rock estándar de cuatro miembros ahora debe pagar alrededor de U$D 6 460, comparado con los U$D 1 840 anteriores.
Además, si el proceso necesita ser acelerado, hay que agregar U$D 2 805 por solicitud. Esta situación es especialmente perjudicial para los artistas independientes y emergentes, quienes a menudo tienen márgenes de ganancia muy pequeños y dependen de las giras internacionales para su subsistencia.
Más burocracia
Este incremento en las tarifas también incluye más burocracia y un escrutinio mayor en el proceso de solicitud. Según Gabriel Castro, abogado de inmigración especializado en visas para músicos, los formularios han pasado de ser dos o tres páginas a 15 o 20, con documentos de respaldo que pueden sumar hasta 300 páginas.
Estos cambios han sido implementados en parte para evitar abusos en el sistema, pero también reflejan una política de inmigración más estricta derivada de la administración anterior.
El impacto de estas medidas no solo afecta a los músicos internacionales, sino también a toda la cadena de valor asociada a sus giras en Estados Unidos. Los conductores, gerentes de giras, técnicos de sonido y otros trabajadores relacionados perderán oportunidades laborales.
Los locales y festivales que dependen de artistas internacionales verán reducidas sus reservas, lo que podría incrementar los precios de las entradas y disminuir la diversidad cultural y musical en el país.
A largo plazo, estas restricciones podrían provocar un efecto recíproco, donde otros países impongan barreras similares a los músicos estadounidenses que desean actuar en el extranjero.
Esta situación no solo afecta la economía local, sino también el intercambio cultural y la riqueza del ecosistema musical global. Como advierte Jen Jacobsen, directora ejecutiva de The Artist Rights Alliance, estas políticas pueden limitar la accesibilidad y diversidad de géneros musicales en Estados Unidos, privando al público de experiencias culturales únicas.
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