Una investigación presentada en el vigésimo sexto Congreso Europeo de Gastroenterología comprobó la presencia de estas micropartículas en los excrementos humanos.
Investigadores de la Universidad de Viena y de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Austria publicaron un estudio que comprueba que los plásticos que consumimos a lo largo de nuestra vida no se consumen o desaparecen, sino que permanecen en nuestro organismo.
La prueba de este hallazgo se dio cuando encontraron que en los excrementos de ocho voluntarios había micropartículas de plástico, lo cual indica que esas partículas ingresaron al cuerpo humano, dijo en el programa de la Rotativa del Aire, el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta.
“¿Cómo es que el plástico llegó al excremento humano? Es que entró por la boca, ¿y cómo entró por la boca? Por los alimentos”, alertó Huerta, quien agrega que cuando los científicos les preguntaron a los voluntarios qué clase de alimentos habían ingerido, todos confirmaron haber consumido productos envasados en plástico.
Los voluntarios provenían de ocho naciones europeas como Finlandia, Italia, Japón, Polonia, Rusia, Austria, Países Bajos e Inglaterra.
En los excrementos de los voluntarios se hallaron hasta nueve tipos de microplásticos como el polipropileno y el polietileno tereftalato, plásticos contenidos en la botellas, bolsas y envases plásticos que usamos todos los días.
La propiedad de no disolución del plástico es la causante de que se encuentren microplásticos en el excremento humano.
Los plásticos cuando pasan al mar se van desmenuzando y allí el plancton se los come, este es comido por los crustáceos, los cuales también son comidos por los peces y entran a la cadena alimentaria. “El plástico a medida que pasan los años se va desmenuzando en partículas pequeñas que duran 200, 300 hasta 400 años en disolverse”, precisa Huerta.
Posibles soluciones
Elmer Huerta señala entre las posibles soluciones frente problema de la contaminación del plástico está el volver a las costumbres del pasado como reusar las bolsas de yute o de tela.
Otra posible solución es la que nos otorga la ciencia. Una adolescente australiana desarrolló un plástico biodegradable, el cual sí es capaz de disolverse, a partir de la quitina, un carbohidrato localizado en los camarones.
Comparte esta noticia