Se le considera como un derivado de la ansiedad. Si no se le trata a tiempo puede conducir a otros trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia.
La humanidad de este siglo XXI lleva como característica la alta competitividad para alcanzar el éxito, de acuerdo con cánones que no provienen de uno mismo, necesariamente. Esa alienación puede conducir a la persona a desviar su conducta y generarle trastornos en diferentes campos de su vida por la ansiedad que conlleva ser alguien que no deseamos.
Nuestra de forma de alimentación es una de las principales actividades que puede verse afectada por ello. La ansiedad puede originar una impulsividad por comer demasiados productos alimenticios con altos niveles de grasas, sales y azúcares. Es la hiperfagia ansiosa.
“Es un síntoma de la ansiedad que motiva a la persona a comer alimentos hipercalóricos porque dan la falsa sensación de saciedad. Se le puede considerar como un trastorno de conducta alimentaria (TCA)”, explicó a RPP Noticias, la psicóloga de Clínica Internacional, Patricia Cortijo.
Pero la hiperfagia ansiosa si no se trata a tiempo puede conducir a TCA completamente opuestos. La psicóloga Patricia Cortijo afirma que al tener esta ansiedad por comer productos hipercalóricos en algún momento la persona se da cuenta que tiene sobrepeso, sufre más ansiedad por ello y eso le conduce a reducir drásticamente su ingesta alimenticia. Puede sufrir de bulimia o anorexia.
La ansiedad comienza en casa
Cuando un niño está inquieto, ahora los padres no lo llevan a jugar al parque para que descarguen su energía allí, sino que le regalan aparatos tecnológicos que puedan distraerlos. Con el tiempo estos hábitos pueden deformarse en adicciones en la adultez. De esa misma forma puede suceder con la comida hipercalórica que se usa de recompensa desde la niñez.
“Debemos enseñar a los niños que la comida saludable no es un castigo. Se les debe educar en la casa que la comida alta en grasas puede consumirse como un gusto una vez al mes quizá, pero no debe ser una costumbre constante”, manifestó Cortijo.
La psicóloga agregó que a los jóvenes y adultos con este trastorno se les recomienda desaprender esas costumbres que de alguna manera fueron acogidas desde la niñez. El apoyo de un profesional de la salud mental y practicar deporte para canalizar la ansiedad también son necesario, dijo Patricia Cortijo.
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