Muchos creen que los intolerantes a la lactosa son un grupo reducido de personas. Sin embargo, el número de los hombres y mujeres que lo sufren ha aumentado.
La intolerancia a la lactosa no es un juego. No se trata de una excusa que ofrecen los niños cuando no quieren tomar la leche en el desayuno. Se trata de un peligro para la salud que afecta también a personas mayores. Para entender el problema de este tipo de intolerancia, RPP Noticias se comunicó con la nutricionista Evelyn Paan.
La experta señala que "la lactosa es una azúcar natural presente en los lácteos de todo tipo como el yogurt, el queso y la leche". Está compuesto, a su vez, de azúcares simples que el cuerpo necesita como la glucosa y la galactosa.
El consumo de la lactosa es necesario para el cuerpo humano porque sirve de alimento para las bacterias intestinales, las cuales conforman nuestra flora intestinal y mantiene en equilibrio nuestro sistema digestivo.
La enzima que degrada la lactosa para que el cuerpo humano pueda asimilarla es la lactasa, la cual está presente en el organismo desde que uno nace. Por eso un recién nacido puede consumir la leche materna sin problemas. Sin embargo, al crecer solemos perder lactasa, lo cual hace que no podamos procesar la lactosa.
¿POR QUÉ NOS VOLVEMOS INTOLERANTES A LA LACTOSA?
Contrario a lo que mucha gente cree, ser intolerante a la lactosa es lo más natural en el ser humano, porque biológicamente se reduce su capacidad de síntesis de lactasa mientras envejece. No obstante, aún existe un grupo reducido de personas que son tolerantes.
“Uno puede ser tolerante por razones de mutaciones genéticas. Existen grupos humanos donde hay más intolerantes como los descendientes de la razas negra e indígena”, sostiene Tania Alfaro, nutricionista de la Clínica Internacional.
Si bien la lactosa no es indispensable para la nutrición humana porque se trata de un azúcar, el consumo de alimentos lácteos sí es primordial porque estos son fuentes de calcio que el cuerpo necesita.
Los problemas que se pueden presentar en intolerantes a la lactosa luego de consumirla son los gases. Si se trata de intolerancia severa se sufrirá diarreas, náuseas y malestar estomacal.
A los intolerantes a la lactosa, de manera extrema, se le recomienda que tomen productos deslactosados, mientras que los que son intolerantes de manera leve que consuman postres, yogurt o productos son poca lactosa, sostienen ambas nutricionistas.
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