Vivir en el presente incluye actividades tan simples como salir al balcón de tu casa, contemplar tus plantas, pasear cerca de la naturaleza.
Un efecto de la conexión brutal a la que estamos sometidos a través de las redes sociales y nuestra permanente adicción por Whatsapp, Facebook y todo tipo de aplicaciones vía Internet, es la constante comparación que hacemos con los demás.
La vida de los otros aparece como un escaparate delante de nosotros minuto a minuto y, aunque tenemos elección para desconectar, la realidad es que estamos expuestos a los “éxitos” de los demás diez veces más que hace unos años. Es simple y adictivo pulsar un botón para estar enterados de lo que ocurre con la persona X (aunque por dentro sabemos que no nos importe en absoluto que se haya comprado ese auto o que se haya ido con su pareja al Caribe). Nos gusta mirar por ese pequeño agujero que las redes abren a la vida de los demás.
El compararnos con los demás y la ansiedad que esto genera, tiene tantos años como los que llevamos caminando. Sin embargo lo que es nuevo es la enorme exposición que tenemos actualmente debido a los medios y a las redes sociales que nos bombardean con información, que lo único que hace es sacarte de tu momento contigo mismo y tu mirada hacia adentro, a tu sentir, a lo que eres. Entonces entras en ese ciberespacio y la ansiedad aparece como efecto del miedo a perderte algo.
Una de las más brillantes explicaciones de cómo nos afecta la ansiedad social por reflejarnos en el éxito de los demás está contenida en este genial video TED de Alain de Botton.
Dejar de apreciar los pequeños detalles del día a día es dejar de vivir nuestra vida, la única que tenemos, por lo menos la única que me consta. Vivir en el presente incluye actividades tan simples como salir al balcón de tu casa, contemplar tus plantas, pasear cerca de la naturaleza, disfrutar mirando los diferentes tonos del color del mar, es apreciar el silencio sin internet ni redes sociales, es dejar de hacer las cosas sin necesidad de demostrar nada a nadie, sin alimentar a tu ego. Y esos momentos solo pueden llegar cuando apreciamos lo que aparentemente es trivial.
Cuando apreciamos las pequeñas cosas conscientemente, cuando reconectamos con lo importante, con lo que está ahí para el deleite de tus sentidos en vivo y en directo, el presente y el estar contigo mismo sintiéndote la mejor compañía que puedes tener es una excelente manera, con cierta práctica, de estar profundamente conectado con tu vida, con tu existencia con tu ahora y como consecuencia alejado de la ansiedad. Cuando puedo separarme del ego puedo ver mi verdadero yo.
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