Aplazar las responsabilidades ocasiona estrés y ansiedad, la cual puede disminuir los niveles de defensa en nuestro sistema inmunológico.
"Dejaré la tarea de la universidad para mañana para ir de fiesta con mis amigos" o "aplazaré el pago de mi tarjeta de crédito por un viaje que quiero hacer con mi pareja" son frases recurrentes. El denominador común de ambas situaciones no solo es el abandono de las responsabilidades, sino la defensa del placer inmediato.
No interesa que mi priorización por el presente me impacte en mis planes futuros, y por supuesto en mi salud mental. Es que no interesa terminar mis responsabilidades porque justamente no tengo un proyecto a largo plazo. Hablamos de la procrastinación. La palabra que se repite indefinidas veces por diferentes páginas web, pero que al final nadie entiende.
RPP Noticias se comunicó con la especialista en salud mental, la psicóloga comunitaria Jacquelinee Rojas, quien nos explicó que la gran característica de la persona que procrastina es la dificultad de la planificación.
“Existe en la psicología un concepto que se llama orientación en tiempo futuro, el cual es una temporalidad que quien procrastina no lo desarrolla. Trato de disfrutar todo ahora. Es bueno estar conectado con el presente, pero la orientación a tiempo futuro ayuda a la persona a trazarse metas”, explica la psicóloga Rojas.
Impactos de la procrastinación en tu salud mental
La procrastinación no se restringe a una mala costumbre que te puede dar unos sobresaltos a futuro. Sino que impacta directamente en tu salud mental. Según Rojas, el aplazar las responsabilidades chocan con la pared de la realidad. El tiempo continúa y te empieza a exigir cuentas que sabes que debías cumplir.
Es ahí donde aparece la ansiedad. “Comenzamos a volvernos ansiosos por cumplir con los deberos que olvidamos. Eso nos produce irritabilidad. Nos volvemos más sensibles frente a todo. Nos enojamos o sentimos ira”, dice Jacquelinee Rojas.
Pero ahí no acaba la historia. Mientras más se acerca la fecha límite de aquel deber que debías finalizar empezamos a estresarnos. “El estado de ansiedad y de estrés reduce el desarrollo del sistema inmunológico, es decir, baja nuestras defensas. Ese es el efecto biológico”, alerta la psicóloga.
Entre las medidas que debe ejercitar la persona para no volver la procrastinación como una costumbre es ejercitar lo que en psicología se llama el autocontrol. Un equilibro de la salud mental que nos permiten tener un punto medio entre el presente y el futuro.
“Si no tengo autocontrol caigo en el fatalismo. Siento que no tenemos el control del tiempo y solo me dejo llevar. Debemos ser consciente que estamos en dinamismo. Caso contrario podemos llevar al extremo ese fatalismo y caer en lo que la psicología social llama la muerte social. Cuando nos volvemos como ‘zombies’ y no creemos que podemos cambiar nada en la sociedad. Pensamos que así es la vida. Nadie puede cambiarla”, sentencia la experta en salud mental.
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